Vitamina D: un pilar esencial para la salud

 

endometriosis

Como vimos en la primera parte de nuestro dossierla endometriosis es una enfermedad compleja con profundas repercusiones físicas y emocionales. Aunque la medicina convencional ofrece soluciones médicas y quirúrgicas que pueden proporcionar alivio, muchas mujeres también buscan enfoques complementarios, más suaves y holísticos, que les ayuden a vivir mejor con la enfermedad en el día a día.

La naturopatía ofrece un enfoque particular de la endometriosis: la considera una enfermedad inflamatoria crónica, influida por el medio ambiente, la dieta y los desequilibrios hormonales y emocionales. En lugar de centrarse únicamente en los síntomas, este enfoque pretende comprender y reequilibrar el estado general de la persona.

En el centro de esta visión está la idea de que un estilo de vida saludable desempeña un papel clave en la gestión y el alivio de los síntomas. La naturopatía se centra en tres áreas fundamentales: la dieta, la gestión del estrés y la actividad física.

Dieta antiinflamatoria e hipotóxica

La dieta desempeña un papel fundamental en la regulación de la inflamación, el sistema hormonal y el funcionamiento de los órganos de eliminación. El objetivo es descargar el organismo, apoyar los emuntorios (hígado, riñones, intestinos) y aportar los nutrientes indispensables para la reparación celular.

  • Evite los alimentos proinflamatorios: azúcares refinados, productos ultraprocesados, lácteos industriales, gluten (para algunas mujeres).
  • Favorece los alimentos antiinflamatorios: frutos rojos, verduras verdes, cúrcuma, jengibre, ajo, cebolla, hierbas frescas.
  • Aumente su consumo de omega-3: Pescado azul (sardinas, caballa, salmón salvaje), aceite de linaza, semillas de chía, nueces.
  • Apoyo al hígado: alcachofa, rábano negro, limón, cardo mariano, verduras crucíferas (brécol, col, rúcula).
  • Apoyo a los riñones y al equilibrio ácido-base: Infusiones o extractos de ortiga y diente de león, savia de abedul.

Una alimentación predominantemente vegetal, rica en fibra y pobre en toxinas, ayuda al organismo a gestionar mejor las fluctuaciones hormonales y a aliviar los dolores menstruales.

El papel de los emuntorios en la endometriosis

Los emuntorios -hígado, riñones, intestinos, piel, pulmones- son los conductos de salida de nuestro cuerpo.

Su misión: eliminar toxinas y mantener el equilibrio interno. Cuando uno de ellos está sobrecargado, se acumulan residuos que pueden agravar la inflamación o alterar el equilibrio hormonal.

 

En la endometriosis, el hígado está especialmente llamado a eliminar el exceso de estrógenos. Pero la inflamación crónica también puede repercutir en los intestinos y la vejiga, ralentizando el tránsito o alterando la eliminación renal. El resultado: las toxinas circulan durante más tiempo por el organismo, alimentando un terreno inflamatorio.

 

Por tanto, apoyar los emuntorios significa aligerar esta carga y permitir que el organismo se autorregule mejor. Esta es una clave importante para un alivio duradero

Una alimentación predominantemente vegetal, rica en fibra y pobre en toxinas, ayuda al organismo a gestionar mejor las fluctuaciones hormonales y a aliviar los dolores menstruales.

Gestión del estrés: una palanca para calmar el sistema nervioso

A menudo subestimado, el estrés crónico tiene una gran influencia en el equilibrio hormonal, aumenta la inflamación y puede agravar los dolores asociados a la endometriosis. Por lo tanto, es esencial aprender a regular el sistema nervioso y conectar con un espacio de calma interior.

 

  • Respiración, coherencia cardiaca, meditación mindfulness: unos minutos al día pueden bastar para modular el sistema nervioso autónomo y mejorar la percepción del dolor.
  • Yoga suave o Yin yoga: estas prácticas alivian la tensión pélvica, relajan la fascia y mejoran la circulación sanguínea.
  • Técnicas cuerpo-mente: la sofrología, la hipnosis y la EFT son herramientas poderosas para controlar el dolor crónico y liberar la tensión emocional asociada a la enfermedad.

Actividad física adaptada: moverse para sentirse mejor

La actividad física regular, adaptada a su estado actual de cansancio y dolor, es un auténtico remedio natural. Favorece la circulación, estimula los emuntorios, libera endorfinas (analgésicos naturales) y favorece el metabolismo.

Consejos prácticos:

– Practique una actividad suave 3 ó 4 veces por semana (marcha, natación, yoga, pilates, danza libre).

– Evita el exceso de trabajo o el ejercicio extenuante en tiempos de crisis.

– Incorpore el movimiento a su rutina diaria: subir escaleras, estiramientos suaves, respiración activa.

Lo más importante es escuchar a su cuerpo: caminar, nadar, bailar, hacer yoga u otros movimientos suaves y progresivos en función de su nivel de energía.

La dieta, la gestión del estrés y el movimiento forman la base de un entorno favorable para la regresión de los síntomas y la recuperación de la energía. Cada mujer es única, y es esencial adaptar estas recomendaciones a su ritmo, su ciclo y sus necesidades del momento.

 

Y eso no es todo… En el último artículo de este dossier dedicado a la endometriosis, exploraremos soluciones naturales complementarias que, en sinergia con un estilo de vida saludable, pueden ayudar a aliviar los síntomas, apoyar en profundidad al organismo y favorecer una mejor calidad de vida en el día a día.

Vitamina D

Con la llegada de las estaciones más frías y menos soleadas, la cuestión de la vitamina D vuelve a ser protagonista. Y con razón: esta vitamina, a menudo denominada «vitamina del sol», desempeña un papel esencial en el mantenimiento de nuestra vitalidad general. Más allá de la simple salud ósea, contribuye al equilibrio de nuestro sistema inmunitario, nuestro estado de ánimo y nuestra energía, pero también a numerosas funciones metabólicas más discretas.

Sin embargo, a pesar de su importancia, gran parte de la población presenta una carencia de vitamina D, a veces sin siquiera saberlo.

En este artículo, le invito a descubrir por qué la vitamina D es tan valiosa, las razones por las que a menudo tenemos carencias y cómo reforzarla de forma natural en el día a día.

¿Cuál es la función de la vitamina D en el organismo?

La vitamina D actúa como un auténtico director de orquesta en nuestro organismo. Interviene en numerosos procesos fisiológicos esenciales para el equilibrio general del cuerpo.

Salud ósea y mineral

La vitamina D facilita la asimilación del calcio y el fósforo en el intestino, lo que permite su correcta fijación en los huesos y los dientes. Esta función de mediador mineral es indispensable para mantener una estructura ósea sólida y prevenir la desmineralización. Un déficit, incluso moderado, puede debilitar la masa ósea y favorecer trastornos como la osteopenia o la osteoporosis.

Apoyo al sistema inmunitario

También interviene en la modulación de la respuesta inmunitaria. Al activar ciertas células de defensa, la vitamina D ayuda al organismo a reaccionar mejor frente a los agentes infecciosos y a regular los fenómenos inflamatorios. Un aporte suficiente contribuye así a una mayor resistencia, especialmente durante los periodos de menor insolación, en los que las defensas naturales suelen estar más solicitadas.

Equilibrio emocional y vitalidad

La vitamina D también contribuye a la estabilidad emocional y al control del tono general. Influye en la síntesis de ciertos neurotransmisores implicados en la regulación del estado de ánimo, como la serotonina. Por lo tanto, un nivel insuficiente puede manifestarse en forma de bajón anímico, falta de energía o trastornos del sueño, especialmente durante la temporada invernal.

Funciones metabólicas y hormonales

Por último, la vitamina D actúa sobre varios ejes metabólicos: interviene en la regulación hormonal, la función muscular, la salud cardiovascular y el metabolismo de la glucosa. Estas múltiples interacciones explican por qué un buen equilibrio de vitamina D contribuye al mantenimiento del funcionamiento armonioso del organismo en su conjunto.

¿Por qué nuestras necesidades de vitamina D a menudo no se cubren adecuadamente?

A pesar de su importancia, gran parte de la población presenta niveles de vitamina D inferiores a los recomendados. Varios factores, relacionados con nuestro estilo de vida y nuestras particularidades individuales, explican esta situación, que se ha convertido en algo muy habitual.

Vitamina D

El estilo de vida moderno

 Nuestros hábitos actuales limitan considerablemente nuestra exposición natural al sol, la principal fuente de síntesis de vitamina D. Entre el trabajo en interiores, los transportes, las actividades de ocio sedentarias y el uso prolongado de pantallas, la piel rara vez se expone durante el tiempo suficiente a la luz directa.

La influencia de las estaciones y la latitud

La producción cutánea depende en gran medida de la época del año y de la zona geográfica. En determinadas latitudes, entre octubre y marzo, los rayos del sol son demasiado oblicuos para permitir una síntesis eficaz. Cuanto más lejos se vive del ecuador, más se alarga este periodo de «pausa solar», lo que explica la frecuente disminución de los niveles de vitamina D al final del invierno.

Las particularidades individuales

Algunos perfiles presentan mayores necesidades o una síntesis más débil:

  • las personas mayores, cuya piel produce menos vitamina D;
  • las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, cuyas necesidades aumentan;
  • las personas de piel oscura, ya que la melanina actúa como un filtro natural de los rayos UV;
  • las personas que padecen trastornos digestivos (malabsorción, enfermedad celíaca, enfermedad de Crohn, etc.);
  • Las personas con sobrepeso o diabetes, ya que la vitamina D es liposoluble y puede «almacenarse» en los tejidos adiposos.
  • Las personas con insuficiencia renal, que limita la conversión de la vitamina D en su forma activa.

 

¿Cómo mantener de forma natural los niveles de vitamina D?

Vitamina D

A pesar de su importancia, gran parte de la población presenta niveles de vitamina D inferiores a los recomendados. Varios factores, relacionados con nuestro estilo de vida y nuestras particularidades individuales, explican esta situación, que se ha convertido en algo muy habitual.

Exponerse al sol de forma razonable

La principal fuente de vitamina D sigue siendo la síntesis cutánea bajo el efecto de los rayos UVB. Una exposición de entre 15 y 30 minutos al día, con los brazos y la cara descubiertos, suele ser suficiente en primavera y verano. Lo ideal es aprovechar las horas de mayor luminosidad (entre las 11:00 y las 15:00), evitando al mismo tiempo la exposición prolongada, que daña la piel.

Apostar por una alimentación adecuada

En cuanto a la alimentación, las fuentes naturales de vitamina D son relativamente escasas. Sin embargo, siguen siendo un valioso apoyo.

Se encuentra en los pescados grasos (salmón, caballa, sardinas, arenques), el hígado de bacalao, la yema de huevo, algunas setas y los productos enriquecidos. Combinar estos alimentos con fuentes de grasas buenas (aceite de oliva, nueces, aguacate) favorece una mejor asimilación.

Considerar una suplementación razonada

Cuando la exposición al sol y la alimentación ya no son suficientes, puede estar indicada una suplementación, especialmente en otoño-invierno o según los resultados de un análisis de sangre.

Se recomienda dar prioridad a la forma de vitamina D3, más biodisponible que la D2, idealmente de origen natural (vegetal o procedente de la lanolina). Para optimizar su asimilación, resulta especialmente interesante la suplementación conjunta con magnesio y vitamina K2: el magnesio favorece la conversión activa de la vitamina D, mientras que la K2 dirige el calcio hacia los huesos en lugar de hacia los tejidos blandos.

Por último, un análisis de sangre periódico permite ajustar la dosis según las necesidades individuales, ya que tampoco es deseable una suplementación excesiva.

Por lo tanto, la vitamina D desempeña un papel esencial en el equilibrio general de nuestro organismo.

Entonces, ¿por qué no empezar hoy mismo a evaluar su ingesta, ajustar su rutina y hacer de esta vitamina un verdadero aliado para la salud en el día a día?

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