Vitamina D: un pilar esencial para la salud

 

endometriosis

Ignorada o minimizada durante mucho tiempo, la endometriosis es una enfermedad que afecta aproximadamente a 1 de cada 10 mujeres. Detrás de esta palabra se esconden dolores a menudo invisibles, frecuentes vagabundeos médicos y un gran impacto en la calidad de vida, tanto física como emocional.

Hoy en día, esta enfermedad suscita un interés renovado, tanto desde el punto de vista médico como desde enfoques complementarios. Aunque las causas precisas de esta patología siguen siendo poco conocidas, actualmente se acepta que es el resultado de un desequilibrio multifactorial, en el que el estilo de vida desempeña un papel central.

La naturopatía, como método de apoyo holístico, ofrece herramientas naturales para aliviar los síntomas, sostener el organismo y recuperar un mayor equilibrio en la vida cotidiana. Descúbralo todo en este dossier en 3 partes. Pero antes de abordar estas vías, es esencial comprender qué es realmente la endometriosis y cuáles pueden ser sus causas.

¿Qué es la endometriosis?

La endometriosis es una enfermedad inflamatoria crónica en la que células similares a las del revestimiento del útero (el endometrio) se desarrollan fuera del útero. Este tejido «ectópico» puede adherirse a diversos órganos, principalmente de la región pélvica: ovarios, trompas de Falopio, ligamentos uterinos, vejiga, intestinos y, a veces, incluso más allá, como el diafragma o los pulmones en casos poco frecuentes.

Bajo la influencia del ciclo hormonal, estas células reaccionan como el endometrio: se espesan, sangran, pero no pueden ser evacuadas de forma natural por el organismo. Esto provoca reacciones inflamatorias, lesiones, la formación de quistes o adherencias, responsables de dolores y diversos trastornos.

 

Existen varias formas de endometriosis:

Endometriosis superficial, con lesiones poco profundas, a menudo diseminadas por el peritoneo.

Endometriosis ovárica, caracterizada por quistes en los ovarios, denominados endometriomas.

Endometriosis profunda, con lesiones que se infiltran más profundamente en los tejidos, sobre todo en los ligamentos u órganos vecinos.

Endometriosis VS Adenomiosis

La endometriosis y la adenomiosis son dos enfermedades diferentes, aunque comparten ciertas similitudes.

 

En la endometriosis, el tejido endometrial se desarrolla fuera del útero, mientras que en la adenomiosis se infiltra en el músculo uterino.

 

La adenomiosis es asintomática en dos de cada tres mujeres. Cuando presenta síntomas, puede provocar menstruaciones muy abundantes, hemorragias fuera de la regla, dolores menstruales y un cambio en el tamaño y el aspecto del útero.

 

La adenomiosis y la endometriosis pueden coexistir en la misma mujer, lo que complica el diagnóstico.

¿Cuales son los síntomas de la endometriosis?

endometriosis

Los síntomas varían de una mujer a otra, pero los más frecuentes son :

– Dolores menstruales intensos (dismenorrea),

– dolor durante las relaciones sexuales (dispareunia),

– problemas digestivos (hinchazón, dolor intestinal, diarrea, estreñimiento),

– fatiga crónica,

– dolores urinarios o de defecación,

– dolor de espalda,

– dificultad para concebir (infertilidad).

Sin embargo, algunas mujeres pueden verse afectadas sin experimentar ningún síntoma.

Dada la variedad de síntomas, el diagnóstico puede ser largo y difícil, y a veces requiere varios años de deambulación médica.

¿Cuáles pueden ser las causas de la endometriosis?

Hoy en día, la endometriosis sigue siendo una enfermedad compleja cuyos orígenes exactos no se han dilucidado por completo. La investigación científica avanza, pero todavía no se ha identificado claramente una causa única. Más bien parece que una combinación de factores contribuye a su desarrollo.

He aquí las principales vías que se están explorando actualmente.

1. Desequilibrio hormonal, sobre todo de estrógenos.

La endometriosis es una enfermedad denominada «estrógeno-dependiente», lo que significa que su progresión se ve estimulada por los estrógenos, la principal hormona femenina. La producción excesiva, la falta de eliminación o la hipersensibilidad a estas hormonas podrían favorecer la implantación y proliferación de tejido endometrial fuera del útero. En las mujeres afectadas suele observarse un desequilibrio entre estrógenos y progesterona.

2. Un sistema inflamatorio e inmunitario alterado

El sistema inmunitario desempeña un papel esencial en la gestión de las células anómalas. En algunas mujeres, el organismo es incapaz de eliminar correctamente las células endometriales situadas fuera del útero, lo que permite que se implanten. Además, con frecuencia se observa una inflamación crónica del tejido pélvico, lo que crea un entorno propicio para el dolor y la formación de adherencias.

3. Predisposición genética y epigenética

La endometriosis parece ser más frecuente en mujeres con antecedentes familiares de la enfermedad (madre, hermana…). Esto sugiere un posible componente genético, pero también influencias epigenéticas, es decir, cambios en la expresión génica ligados a factores ambientales o del estilo de vida.

4. El impacto de los disruptores endocrinos

Cada vez son más los estudios que sugieren que la exposición a determinadas sustancias químicas presentes en nuestro entorno -como los ftalatos, las dioxinas y el bisfenol A- podría alterar el equilibrio hormonal y favorecer el desarrollo de la endometriosis. Estas moléculas, conocidas como disruptores endocrinos, pueden actuar incluso en dosis muy pequeñas, sobre todo cuando se absorben de forma crónica (a través de los alimentos, los cosméticos o los plásticos).

Por tanto, la endometriosis no puede reducirse a una única causa. Probablemente sea el resultado de una compleja interacción entre factores hormonales, inmunitarios, ambientales y emocionales. Este enfoque multifactorial es tanto más importante en un enfoque holístico de los cuidados, como el que ofrece la naturopatía, que tiene en cuenta al individuo en su totalidad.

En la segunda parte, analizaremos el enfoque naturopático del tratamiento de la endometriosis y la importancia de un estilo de vida saludable para restablecer el equilibrio.

Vitamina D

Con la llegada de las estaciones más frías y menos soleadas, la cuestión de la vitamina D vuelve a ser protagonista. Y con razón: esta vitamina, a menudo denominada «vitamina del sol», desempeña un papel esencial en el mantenimiento de nuestra vitalidad general. Más allá de la simple salud ósea, contribuye al equilibrio de nuestro sistema inmunitario, nuestro estado de ánimo y nuestra energía, pero también a numerosas funciones metabólicas más discretas.

Sin embargo, a pesar de su importancia, gran parte de la población presenta una carencia de vitamina D, a veces sin siquiera saberlo.

En este artículo, le invito a descubrir por qué la vitamina D es tan valiosa, las razones por las que a menudo tenemos carencias y cómo reforzarla de forma natural en el día a día.

¿Cuál es la función de la vitamina D en el organismo?

La vitamina D actúa como un auténtico director de orquesta en nuestro organismo. Interviene en numerosos procesos fisiológicos esenciales para el equilibrio general del cuerpo.

Salud ósea y mineral

La vitamina D facilita la asimilación del calcio y el fósforo en el intestino, lo que permite su correcta fijación en los huesos y los dientes. Esta función de mediador mineral es indispensable para mantener una estructura ósea sólida y prevenir la desmineralización. Un déficit, incluso moderado, puede debilitar la masa ósea y favorecer trastornos como la osteopenia o la osteoporosis.

Apoyo al sistema inmunitario

También interviene en la modulación de la respuesta inmunitaria. Al activar ciertas células de defensa, la vitamina D ayuda al organismo a reaccionar mejor frente a los agentes infecciosos y a regular los fenómenos inflamatorios. Un aporte suficiente contribuye así a una mayor resistencia, especialmente durante los periodos de menor insolación, en los que las defensas naturales suelen estar más solicitadas.

Equilibrio emocional y vitalidad

La vitamina D también contribuye a la estabilidad emocional y al control del tono general. Influye en la síntesis de ciertos neurotransmisores implicados en la regulación del estado de ánimo, como la serotonina. Por lo tanto, un nivel insuficiente puede manifestarse en forma de bajón anímico, falta de energía o trastornos del sueño, especialmente durante la temporada invernal.

Funciones metabólicas y hormonales

Por último, la vitamina D actúa sobre varios ejes metabólicos: interviene en la regulación hormonal, la función muscular, la salud cardiovascular y el metabolismo de la glucosa. Estas múltiples interacciones explican por qué un buen equilibrio de vitamina D contribuye al mantenimiento del funcionamiento armonioso del organismo en su conjunto.

¿Por qué nuestras necesidades de vitamina D a menudo no se cubren adecuadamente?

A pesar de su importancia, gran parte de la población presenta niveles de vitamina D inferiores a los recomendados. Varios factores, relacionados con nuestro estilo de vida y nuestras particularidades individuales, explican esta situación, que se ha convertido en algo muy habitual.

Vitamina D

El estilo de vida moderno

 Nuestros hábitos actuales limitan considerablemente nuestra exposición natural al sol, la principal fuente de síntesis de vitamina D. Entre el trabajo en interiores, los transportes, las actividades de ocio sedentarias y el uso prolongado de pantallas, la piel rara vez se expone durante el tiempo suficiente a la luz directa.

La influencia de las estaciones y la latitud

La producción cutánea depende en gran medida de la época del año y de la zona geográfica. En determinadas latitudes, entre octubre y marzo, los rayos del sol son demasiado oblicuos para permitir una síntesis eficaz. Cuanto más lejos se vive del ecuador, más se alarga este periodo de «pausa solar», lo que explica la frecuente disminución de los niveles de vitamina D al final del invierno.

Las particularidades individuales

Algunos perfiles presentan mayores necesidades o una síntesis más débil:

  • las personas mayores, cuya piel produce menos vitamina D;
  • las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, cuyas necesidades aumentan;
  • las personas de piel oscura, ya que la melanina actúa como un filtro natural de los rayos UV;
  • las personas que padecen trastornos digestivos (malabsorción, enfermedad celíaca, enfermedad de Crohn, etc.);
  • Las personas con sobrepeso o diabetes, ya que la vitamina D es liposoluble y puede «almacenarse» en los tejidos adiposos.
  • Las personas con insuficiencia renal, que limita la conversión de la vitamina D en su forma activa.

 

¿Cómo mantener de forma natural los niveles de vitamina D?

Vitamina D

A pesar de su importancia, gran parte de la población presenta niveles de vitamina D inferiores a los recomendados. Varios factores, relacionados con nuestro estilo de vida y nuestras particularidades individuales, explican esta situación, que se ha convertido en algo muy habitual.

Exponerse al sol de forma razonable

La principal fuente de vitamina D sigue siendo la síntesis cutánea bajo el efecto de los rayos UVB. Una exposición de entre 15 y 30 minutos al día, con los brazos y la cara descubiertos, suele ser suficiente en primavera y verano. Lo ideal es aprovechar las horas de mayor luminosidad (entre las 11:00 y las 15:00), evitando al mismo tiempo la exposición prolongada, que daña la piel.

Apostar por una alimentación adecuada

En cuanto a la alimentación, las fuentes naturales de vitamina D son relativamente escasas. Sin embargo, siguen siendo un valioso apoyo.

Se encuentra en los pescados grasos (salmón, caballa, sardinas, arenques), el hígado de bacalao, la yema de huevo, algunas setas y los productos enriquecidos. Combinar estos alimentos con fuentes de grasas buenas (aceite de oliva, nueces, aguacate) favorece una mejor asimilación.

Considerar una suplementación razonada

Cuando la exposición al sol y la alimentación ya no son suficientes, puede estar indicada una suplementación, especialmente en otoño-invierno o según los resultados de un análisis de sangre.

Se recomienda dar prioridad a la forma de vitamina D3, más biodisponible que la D2, idealmente de origen natural (vegetal o procedente de la lanolina). Para optimizar su asimilación, resulta especialmente interesante la suplementación conjunta con magnesio y vitamina K2: el magnesio favorece la conversión activa de la vitamina D, mientras que la K2 dirige el calcio hacia los huesos en lugar de hacia los tejidos blandos.

Por último, un análisis de sangre periódico permite ajustar la dosis según las necesidades individuales, ya que tampoco es deseable una suplementación excesiva.

Por lo tanto, la vitamina D desempeña un papel esencial en el equilibrio general de nuestro organismo.

Entonces, ¿por qué no empezar hoy mismo a evaluar su ingesta, ajustar su rutina y hacer de esta vitamina un verdadero aliado para la salud en el día a día?

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