Vitamina D: un pilar esencial para la salud

 

degeneración

En el capítulo 2 de este informe hemos visto las distintas formas de degeneración y las enfermedades que provocan. Ahora vamos a ver qué hay que hacer para frenar la degeneración.

Capitulo 3: Envejecer joven

Obstaculizar los distintos procesos degenerativos pasa inevitablemente por adoptar medidas específicas para reforzar el estado funcional del organismo, favoreciendo el drenaje de las toxinas acumuladas y la recuperación de energía. Veamos cómo hacerlo.

 

1- Preservar los órganos excretores

Las toxinas asfixian las células, perjudicando su funcionamiento y provocando daños internos y externos. Para protegerse de ellas y evitar que se acumulen en exceso, el organismo debe eliminarlas. Los principales órganos excretores (hígado, riñones, pulmones) desempeñan esta función esencial. En cuanto uno de ellos se debilita demasiado, las toxinas se acumulan peligrosamente, provocando la aparición de diversos trastornos y un rápido deterioro de la salud. Los órganos excretores son una clave importante para envejecer bien.

Las personas que envejecen con buena salud conservan sus órganos excretores. Su alimentación está adaptada a su capacidad digestiva y suele ser frugal. A veces está salpicada de periodos ligeros o de ayuno.

2- Adoptar una dieta antiinflamatoria e hipotóxica

La alimentación es muy importante para combatir eficazmente la degeneración y prevenir las recidivas. Si se planifica de forma adecuada y rigurosa, se pueden conseguir mejoras espectaculares. Una dieta favorable es aquella que limita la exposición a las toxinas y ayuda a reducir los niveles de inflamación del organismo. También ahorra energía durante la digestión y protege los órganos digestivos.

Proteínas y debilidad renal


La insuficiencia renal crónica afecta a 3 millones de franceses. El número de personas con insuficiencia renal crónica aumenta entre un 5 y un 7% al año. El consumo de proteínas es una de las principales causas. A menudo sólo se menciona una vez que la degeneración se ha instalado.


El miedo a la carencia de proteínas está muy extendido. Los incentivos habituales tienen algo que ver. La ingesta media de proteínas es de 1,35 g por kilo de peso corporal (g/kg). La ingesta de proteínas no debe superar los 0,6 g/kg.


El exceso de proteínas es inútil e incluso peligroso. El cuerpo humano no puede almacenarlas. Depende del hígado y los riñones para convertirla en energía y eliminar las toxinas producidas por este proceso. El exceso de proteínas hace que los grandes excretores envejezcan más rápidamente.

Alimentos “antiinflamatorios” e “hipotóxicos” son términos que se utilizan cada vez más. Pero, ¿qué significan realmente? ¿Cómo puede saber si su dieta es hipotóxica y antiinflamatoria? Es difícil dar sentido a todas las diferentes formas de comer que supuestamente combaten la inflamación. Te sugiero que pongas al ser humano, y más concretamente a ti como individuo, en el centro de tu pensamiento.

Una dieta hipotóxica proporciona al cuerpo el menor número posible de toxinas. Debe contener bajos niveles de contaminantes (residuos de pesticidas, medicamentos, aditivos alimentarios), sustancias tóxicas o inutilizables procedentes del procesado y la cocción de los alimentos, y toxinas que procedan directamente de los alimentos. Pero todo esto no basta para que una dieta sea antiinflamatoria.

Una dieta antiinflamatoria debería ayudar al organismo a gestionar más fácilmente los fenómenos inflamatorios, estén o no ya presentes.

Sobre todo, debería ayudar a prevenir la inflamación crónica. Es su cuerpo el que le dirá si su dieta es favorable o no.

Sin buena digestión no hay buena salud

Como órgano central de nuestra salud, el intestino actúa como barrera protectora o como puerta de entrada de enfermedades. Pesadez digestiva, somnolencia después de las comidas, hinchazón, acidez, ardor gástrico, dolor abdominal, diarrea o estreñimiento, flatulencias abundantes o malolientes son signos que, cuando son crónicos, indican una situación digestiva que se está volviendo patógena.

He aquí 3 reglas clave para una alimentación sana:

1/ digerir bien: La mejor comida del mundo se digiere mal, lo que tarde o temprano conduce a la inflamación crónica. Una buena digestión protege su intestino, su sistema inmunitario y sus órganos excretores.

2/ Frugalidad: Una dieta ligera y frugal es más fácil de digerir. También supone una menor carga metabólica para el organismo. Se sabe que la frugalidad mejora el estado de salud tanto de los animales como de los seres humanos y aumenta la duración de la vida con buena salud.

3/ Respetar la capacidad digestiva: La capacidad digestiva depende de la tolerancia a distintos alimentos, de los niveles de energía y del funcionamiento de los órganos digestivos. El consumo regular de un alimento que ya no tolera o que digiere mal le arrastrará inevitablemente.

3- Utilizar el ayuno

El ayuno es una forma excelente de mantener el cuerpo en buen estado de salud, y es probablemente la forma más poderosa de invertir la progresión de diversas enfermedades degenerativas.

Hipócrates ya lo utilizaba como elemento fundamental para ayudar a sus pacientes a curarse. Numerosos estudios científicos han explicado los mecanismos del ayuno. En 2016, se concedió el Premio Nobel de Medicina por los trabajos que permitieron comprender mejor uno de los mecanismos fundamentales que se expresan durante el ayuno: la autofagia.

El ayuno acelera considerablemente la eliminación de toxinas y la reparación de los tejidos. De este modo, el organismo rejuvenece. Sin embargo, no se trata de una varita mágica. El tiempo de regeneración necesario varía en función del tipo de degeneración. Y cuando el deterioro es demasiado avanzado e irreversible, el órgano en cuestión no podrá recuperar su estado normal de funcionamiento, a pesar de la regeneración del resto del cuerpo.

 

ayuno

¿Qué ayuno se adapta mejor a cada tipo de degeneración?

  • El ayuno intermitente es muy interesante para el mantenimiento. Empieza a tener efectos positivos en las enfermedades de eliminación y obstrucción. La amplitud de los beneficios depende de la duración diaria del ayuno y, sobre todo, de las comidas realizadas durante el día. Una dieta que implique un gran trabajo digestivo y una elevada producción de insulina limita el potencial de mejora inducido por el ayuno intermitente.
  • El ayuno semanal es un ayuno de mantenimiento y preventivo. No es suficientemente frecuente para producir una regeneración efectiva. Realmente se pone en marcha una dinámica interesante para reducir las enfermedades de eliminación y obstrucción a partir de 2 días de ayuno o menos comida por semana.
  • El ayuno de 5 a 7 días permite al organismo someterse a una limpieza importante. La eliminación de toxinas puede llegar a ser muy intensa cuando el organismo está muy obstruido. El ayuno es muy eficaz para las enfermedades de eliminación, siempre que los órganos no estén demasiado dañados. Para los organismos muy obstruidos, es necesario repetir varios ayunos de una semana. Cuando los órganos ya están dañados, hay que plantearse un ayuno más prolongado. Entre cada ayuno, mantener un estilo de vida biodinámico ayuda a conservar los beneficios obtenidos.
  • Ayunar de 10 a 20 días permite restablecer los órganos dañados. Una vez que el exceso de toxinas acumuladas ha sido suficientemente reabsorbido, el organismo entra en una fase de reparación orgánica. Las enfermedades de eliminación aún presentes retroceden y desaparecen. Es durante esta fase cuando la regresión de las enfermedades de obstrucción es más espectacular. Y es en esta fase cuando empiezan a aparecer resultados muy interesantes para las enfermedades causadas por un deterioro del sistema circulatorio. Los trastornos inmunitarios también pueden aliviarse cuando están inducidos por el estado de obstrucción del organismo. Si están causados principalmente por el estado emocional, la mejoría es mucho más incierta.Ciertas enfermedades, resultado de un deterioro importante, requerirán varios ayunos para una renovación en profundidad.
  • El ayuno prolongado, más allá de 3 semanas, actúa sobre los problemas de origen emocional, como ciertos casos de obesidad o enfermedades autoinmunes, y sobre el reequilibrio en profundidad.

La frecuencia y la duración pueden adaptarse en función del tipo de degeneración, del estado del organismo y de las capacidades del individuo. En todos los casos, hay que preparar bien el ayuno, sin pretender ir demasiado deprisa, y hay que ir acompañado de un especialista o estar bien informado para saber en qué se está metiendo.

Si no puede ayunar, ya sea física o mentalmente, o por falta de tiempo, puede hacer una cura de revitalización. El principio consiste también en hacer descansar el aparato digestivo con una alimentación muy ligera. Por ejemplo, una cura de zumos de verduras, una mono-dieta variada o una dieta a base de frutas y verduras. Estas curas le ayudarán a abordar una dieta más ligera con más calma y le prepararán para un futuro ayuno.

Envejecimiento saludable gracias a la autofagia

Autofagia significa “comerse a uno mismo”. La autofagia es un mecanismo biológico normal de protección y reciclaje. Las células disponen de un programa para eliminar y sustituir las células u órganos celulares defectuosos, mediante un proceso de digestión que tiene lugar dentro de las propias células. Se trata de una limpieza celular.

La autofagia mantiene los órganos jóvenes y previene el desarrollo de diversas degeneraciones. Es necesaria para que el organismo funcione correctamente. Es especialmente activa cuando el organismo vive de sus reservas, por ejemplo durante un ayuno, y se ralentiza con la ingesta copiosa y/o frecuente de alimentos, especialmente de glucosa y proteínas.

4- Descansar lo suficiente

Muchas personas no conciben un día sin estar en constante actividad de la mañana a la noche. El descanso se pierde. Está mal visto.

El descanso es un gran renovador. Es durante la noche cuando el cuerpo se limpia y se recupera mejor.

Los franceses duermen entre una hora y una hora y media menos que hace 50 años, y la calidad del sueño se ha deteriorado. Un sueño insuficiente crea un déficit de energía e impide al organismo compensar las actividades del día. Cuando practicaba deporte de competición, aprendí una cosa esencial: la recuperación forma parte del entrenamiento y condiciona el rendimiento.

Para descansar lo suficiente:

– Evite la exposición prolongada a pantallas, sobre todo por la noche.

– Si es posible, acuéstese antes de las 22.30 h.

– No descuide las siestas (e incluso las microsiestas) y los momentos de relajación durante el día.

5- Respirar la alegría de vivir

Con demasiada frecuencia pensamos que la salud es sólo cuestión de lo que comemos. Nuestro estado de ánimo es tan importante como lo que tenemos en el plato. Las personas mayores sanas suelen tener un estado de ánimo dinámico.

Nuestros pensamientos influyen en nuestros niveles hormonales, inmunitarios y energéticos. Sentirse bien siempre que sea posible, donde estemos, con quien estemos y en las actividades que hagamos, mantiene un estado fisiológico propicio para la buena salud. Aquí van algunos consejos para respirar alegría de vivir:

– Tener una pasión;

– Tener objetivos;

– Mirar el vaso medio (y no medio vacío);

– No intentar controlarlo todo;

– Ayudar a los demás de forma desinteresada;

– Identificar lo que se ha conseguido y compartido durante el día;

– Hacer actividades que le gusten, que le nutran interiormente y le tranquilicen.

 

Reconectar con uno mismo

 

¿Cuáles son mis necesidades básicas? ¿Las tengo cubiertas? Todos deberíamos tomarnos el tiempo necesario para hacernos estas preguntas. Hay muchas formas de influir en la degeneración. ¿Necesito hacer deporte? ¿relajarte? ¿hacer algo artístico? ¿pasar tiempo con la gente que quiero? ¿expresar algo verbalmente?… Nadie puede saber exactamente qué es lo que le conviene y nadie puede hacerlo por usted.

 

Reconectar con uno mismo conduce a la realización personal. También es una forma fabulosa de resistirse suave y eficazmente a la degeneración. La regla es sencilla: sentirse bien siempre que sea posible. El truco está en empezar…

6- Ponerse en movimiento

Junto con el descanso y la alimentación, el movimiento es una de las necesidades fundamentales del ser humano. El organismo funciona mejor con una buena capacidad cardiopulmonar. La actividad física reduce los efectos negativos del estrés y evita que se acumulen sin un periodo de descompresión. También favorece la circulación de la energía por todo el cuerpo.

No es necesario realizar una actividad intensa, pero la regularidad es esencial. Practicar Tai Chi o Qi gong da excelentes resultados. Caminar también funciona.

Las 3 reglas de oro de la actividad física :

– Ser regular

– Adaptar el esfuerzo a su capacidad de recuperación

– Reanudar el ejercicio gradualmente tras un largo periodo de inactividad.

7- Reducir el estrés oxidativo

El rey de los antioxidantes: el glutatión

El glutatión es un potente desintoxicante.
Los demás antioxidantes están a su servicio.

La dieta es esencial y la suplementación con antioxidantes puede ser útil. Pero la carencia de glutatión reduce sus beneficios. Con la edad, los medicamentos, los metales pesados o una mala digestión, la suplementación con glutatión puede tener efectos espectaculares.

El estrés oxidativo es normal. No debemos intentar suprimirlo. Debemos permitir que el organismo lo controle eficazmente utilizando antioxidantes.

Existen muchos antioxidantes (vitaminas A, C y E, betacarotenos, zinc, selenio, polifenoles, etc.). Casi todos proceden de la alimentación. Pero el cuerpo humano también produce algunos, el más importante de los cuales es el glutatión.

Los antioxidantes se encuentran principalmente en frutas, verduras y frutos secos. Las plantas silvestres, las hierbas aromáticas y las bayas son los alimentos que contienen más antioxidantes. Los zumos de verduras son una muy buena fuente natural de antioxidantes para complementar la dieta o consumirlos como cura para sustituir la dieta. Como cura, permiten llenarse de vitaminas, minerales y antioxidantes, al tiempo que ponen en reposo el sistema digestivo y favorecen el drenaje de las toxinas que obstruyen el organismo.

Vitamina D

Con la llegada de las estaciones más frías y menos soleadas, la cuestión de la vitamina D vuelve a ser protagonista. Y con razón: esta vitamina, a menudo denominada «vitamina del sol», desempeña un papel esencial en el mantenimiento de nuestra vitalidad general. Más allá de la simple salud ósea, contribuye al equilibrio de nuestro sistema inmunitario, nuestro estado de ánimo y nuestra energía, pero también a numerosas funciones metabólicas más discretas.

Sin embargo, a pesar de su importancia, gran parte de la población presenta una carencia de vitamina D, a veces sin siquiera saberlo.

En este artículo, le invito a descubrir por qué la vitamina D es tan valiosa, las razones por las que a menudo tenemos carencias y cómo reforzarla de forma natural en el día a día.

¿Cuál es la función de la vitamina D en el organismo?

La vitamina D actúa como un auténtico director de orquesta en nuestro organismo. Interviene en numerosos procesos fisiológicos esenciales para el equilibrio general del cuerpo.

Salud ósea y mineral

La vitamina D facilita la asimilación del calcio y el fósforo en el intestino, lo que permite su correcta fijación en los huesos y los dientes. Esta función de mediador mineral es indispensable para mantener una estructura ósea sólida y prevenir la desmineralización. Un déficit, incluso moderado, puede debilitar la masa ósea y favorecer trastornos como la osteopenia o la osteoporosis.

Apoyo al sistema inmunitario

También interviene en la modulación de la respuesta inmunitaria. Al activar ciertas células de defensa, la vitamina D ayuda al organismo a reaccionar mejor frente a los agentes infecciosos y a regular los fenómenos inflamatorios. Un aporte suficiente contribuye así a una mayor resistencia, especialmente durante los periodos de menor insolación, en los que las defensas naturales suelen estar más solicitadas.

Equilibrio emocional y vitalidad

La vitamina D también contribuye a la estabilidad emocional y al control del tono general. Influye en la síntesis de ciertos neurotransmisores implicados en la regulación del estado de ánimo, como la serotonina. Por lo tanto, un nivel insuficiente puede manifestarse en forma de bajón anímico, falta de energía o trastornos del sueño, especialmente durante la temporada invernal.

Funciones metabólicas y hormonales

Por último, la vitamina D actúa sobre varios ejes metabólicos: interviene en la regulación hormonal, la función muscular, la salud cardiovascular y el metabolismo de la glucosa. Estas múltiples interacciones explican por qué un buen equilibrio de vitamina D contribuye al mantenimiento del funcionamiento armonioso del organismo en su conjunto.

¿Por qué nuestras necesidades de vitamina D a menudo no se cubren adecuadamente?

A pesar de su importancia, gran parte de la población presenta niveles de vitamina D inferiores a los recomendados. Varios factores, relacionados con nuestro estilo de vida y nuestras particularidades individuales, explican esta situación, que se ha convertido en algo muy habitual.

Vitamina D

El estilo de vida moderno

 Nuestros hábitos actuales limitan considerablemente nuestra exposición natural al sol, la principal fuente de síntesis de vitamina D. Entre el trabajo en interiores, los transportes, las actividades de ocio sedentarias y el uso prolongado de pantallas, la piel rara vez se expone durante el tiempo suficiente a la luz directa.

La influencia de las estaciones y la latitud

La producción cutánea depende en gran medida de la época del año y de la zona geográfica. En determinadas latitudes, entre octubre y marzo, los rayos del sol son demasiado oblicuos para permitir una síntesis eficaz. Cuanto más lejos se vive del ecuador, más se alarga este periodo de «pausa solar», lo que explica la frecuente disminución de los niveles de vitamina D al final del invierno.

Las particularidades individuales

Algunos perfiles presentan mayores necesidades o una síntesis más débil:

  • las personas mayores, cuya piel produce menos vitamina D;
  • las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, cuyas necesidades aumentan;
  • las personas de piel oscura, ya que la melanina actúa como un filtro natural de los rayos UV;
  • las personas que padecen trastornos digestivos (malabsorción, enfermedad celíaca, enfermedad de Crohn, etc.);
  • Las personas con sobrepeso o diabetes, ya que la vitamina D es liposoluble y puede «almacenarse» en los tejidos adiposos.
  • Las personas con insuficiencia renal, que limita la conversión de la vitamina D en su forma activa.

 

¿Cómo mantener de forma natural los niveles de vitamina D?

Vitamina D

A pesar de su importancia, gran parte de la población presenta niveles de vitamina D inferiores a los recomendados. Varios factores, relacionados con nuestro estilo de vida y nuestras particularidades individuales, explican esta situación, que se ha convertido en algo muy habitual.

Exponerse al sol de forma razonable

La principal fuente de vitamina D sigue siendo la síntesis cutánea bajo el efecto de los rayos UVB. Una exposición de entre 15 y 30 minutos al día, con los brazos y la cara descubiertos, suele ser suficiente en primavera y verano. Lo ideal es aprovechar las horas de mayor luminosidad (entre las 11:00 y las 15:00), evitando al mismo tiempo la exposición prolongada, que daña la piel.

Apostar por una alimentación adecuada

En cuanto a la alimentación, las fuentes naturales de vitamina D son relativamente escasas. Sin embargo, siguen siendo un valioso apoyo.

Se encuentra en los pescados grasos (salmón, caballa, sardinas, arenques), el hígado de bacalao, la yema de huevo, algunas setas y los productos enriquecidos. Combinar estos alimentos con fuentes de grasas buenas (aceite de oliva, nueces, aguacate) favorece una mejor asimilación.

Considerar una suplementación razonada

Cuando la exposición al sol y la alimentación ya no son suficientes, puede estar indicada una suplementación, especialmente en otoño-invierno o según los resultados de un análisis de sangre.

Se recomienda dar prioridad a la forma de vitamina D3, más biodisponible que la D2, idealmente de origen natural (vegetal o procedente de la lanolina). Para optimizar su asimilación, resulta especialmente interesante la suplementación conjunta con magnesio y vitamina K2: el magnesio favorece la conversión activa de la vitamina D, mientras que la K2 dirige el calcio hacia los huesos en lugar de hacia los tejidos blandos.

Por último, un análisis de sangre periódico permite ajustar la dosis según las necesidades individuales, ya que tampoco es deseable una suplementación excesiva.

Por lo tanto, la vitamina D desempeña un papel esencial en el equilibrio general de nuestro organismo.

Entonces, ¿por qué no empezar hoy mismo a evaluar su ingesta, ajustar su rutina y hacer de esta vitamina un verdadero aliado para la salud en el día a día?

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