Vitamina D: un pilar esencial para la salud

 

 

La aronia (aronia melanocarpa) es un arbusto de la familia de las rosáceas, originario de América del Norte. Sus pequeñas bayas negras tienen un sabor amargo, son comestibles y tienen grandes cualidades nutricionales. Aunque han permanecido durante mucho tiempo en la sombra, en los últimos años han atraído la curiosidad de los científicos. Los estudios confirman sus excepcionales virtudes nutricionales. Especialmente rica en antioxidantes, la aronia es un verdadero cóctel de vitaminas y minerales que ofrece múltiples beneficios para la salud : cardioprotectora, hipoglucemiante, inmunoestimulante, antiinflamatoria, etc. Los amerindios la llaman “la planta que cura”.

Descubramos sus ingredientes activos y sus efectos en nuestra salud.

 

¿Cuáles son los principios activos de la aronia?

Considerada por muchos como una “súper fruta”, la baya de aronia es un auténtico concentrado de vitalidad. Sus propiedades se deben a su composición, especialmente rica en principios activos:

– Alto contenido en polifenoles, especialmente proantocianidinas, flavonoides y antocianinas, que explican la pigmentación oscura del fruto

– Presencia de numerosas vitaminas: C, A, B1, B2, B3, B9 (ácido fólico), K y E

– Rico en minerales (potasio, fósforo, calcio, magnesio, etc.) y fibra dietética

Las bayas de aronia también son bajas en calorías y azúcar. Un concentrado de principios activos, cuyos beneficios nutricionales son numerosos.

 

Alto poder antioxidante

La baya de aronia está considerada como una de las frutas más ricas en antioxidantes. Los antioxidantes sirven para combatir la formación de radicales libres en nuestro organismo.
¿Qué son los radicales libres? Son elementos nocivos. Se producen naturalmente en las células a partir del oxígeno. Pero el mayor problema proviene de la producción de radicales libres resultante de la exposición del organismo a un estrés oxidativo importante (contaminación, tabaquismo, infección, inflamación, estrés, etc…). Al acumularse, estos radicales libres dañan nuestras células y pueden provocar la aparición temprana de ciertas enfermedades.

El índice ORAC (Oxygen Radical Absorbance Capacity) es uno de los métodos utilizados para medir la capacidad antioxidante de un alimento. Cuanto mayor sea el nivel de ORAC, mayor será la capacidad antioxidante del alimento. Los científicos y los naturópatas recomiendan un consumo medio de 3.000 a 5.000 unidades al día, mientras que una dieta normal con 5 frutas y verduras al día tiene una media de 2.000 unidades al día. La dieta tradicional cretense supera fácilmente las 5.000 unidades diarias gracias a las hierbas y plantas silvestres.

El valor ORAC de los arándanos rojos es de 16.062 unidades1 por 100 g de fruta fresca, lo que es mucho más alto que el de la mayoría de las demás bayas (los arándanos rojos, las grosellas negras y los arándanos, por ejemplo, tienen menos de 10.000 unidades por 100 g de fruta fresca).

La aronia tiene un alto potencial antioxidante debido a la presencia de ciertos nutrientes en proporciones relativamente altas. La elevada presencia de proantocianidinas (aprox. 664mg/100g de fruta fresca2) y antocianinas (aprox. 1480mg/100g de fruta fresca2) neutraliza los radicales libres, evitando así el envejecimiento celular. Esta acción antioxidante también ayuda a prevenir ciertas enfermedades, como el cáncer. Puede utilizarse como apoyo a los tratamientos médicos, como la quimioterapia, para limitar los efectos secundarios y mejorar la eficacia.

Por último, la presencia de flavonoides también contribuye a mejorar la visión, especialmente por la noche, y ayuda a prevenir enfermedades oculares como el glaucoma, las cataratas o la DMAE (degeneración macular de la retina).

 

Un fuerte aliado en la lucha contra las enfermedades cardiovasculares

Los antioxidantes son sustancias muy importantes para proteger el sistema cardiovascular. Forman un escudo protector contra los daños que sufre a diario, reduciendo los daños y ayudando a que se cure con mayor eficacia.

Ricas en polifenoles, las bayas de aronia son un complemento fitoterapéutico ideal para las personas con alto riesgo cardiovascular. El consumo de aronia reduce significativamente los niveles de colesterol y triglicéridos.

Además, la presencia de antocianinas favorece la elasticidad de los vasos y regula la presión arterial.

Por último, la aronia tiene propiedades antiinflamatorias y antiagregantes, limitando la formación de coágulos sanguíneos.

Estos diversos beneficios mejoran la circulación sanguínea y constituyen una verdadera ventaja para el bienestar y la salud en el ámbito cardiovascular.

 

Mejor regulación de los niveles de azúcar en sangre

Por su bajo contenido en azúcares, a la baya de aronia también se le atribuye un efecto regulador del azúcar en sangre. Los estudios han demostrado que la toma de 200 ml de zumo de aronia al día durante 3 meses da lugar a una disminución significativa de los niveles de azúcar en sangre en la diabetes de tipo 2.

Sus numerosos componentes antioxidantes también ayudan a prevenir los daños en los microvasos sanguíneos causados por los altos niveles de azúcar en la sangre. Esto reduce el riesgo de complicaciones de la diabetes.

Por lo tanto, la aronia es un complemento interesante para el tratamiento de la diabetes.

 

Un verdadero cóctel de vitaminas

La baya de aronia está llena de vitamina C (más que una naranja), y es rica en vitaminas A, B1, B2, B3, B9 (ácido fólico), K y E. Es un excelente estimulante del sistema inmunitario. Remedio eficaz contra los resfriados, la aronia es un buen apoyo para reforzar el sistema inmunitario durante el periodo invernal.

 

Apoyo a la pérdida de peso

La aronia es una fruta baja en calorías, con sólo 47 kcal/100g. Al ser más rica en fibra que en grasa, tiene la capacidad de evitar el almacenamiento de grasa, especialmente en la zona abdominal. Es, por tanto, un interesante aliado para adelgazar.

 

Un buen remedio para los problemas digestivos

Ricas en minerales y fibras, las bayas de aronia son también un buen tratamiento para los trastornos intestinales, estomacales y hepáticos. Aumentan la actividad de las enzimas que intervienen en la digestión y tienen un efecto positivo en el metabolismo del hígado. Mejoran el trabajo del hígado, el páncreas y los intestinos.

Además, como reducen la fragilidad de los vasos sanguíneos, también pueden ser interesantes para la prevención y el tratamiento de las hemorroides.

¿Cómo se consume la aronia?

Las bayas de aronia pueden consumirse frescas o secas, sin perder sus beneficios.  También se pueden encontrar en zumo o jalea. Cual sea la forma que elijas, lo mejor es seleccionar productos de cultivo ecológico.

Para una cura saludable, puede consumir de 10 a 15 g de bayas al día durante 2 meses.

No hay contraindicaciones importantes, ya que las bayas no muestran ninguna toxicidad. Sin embargo, no se recomiendan en casos de gastritis, úlceras de estómago o duodeno. También pueden presentar un riesgo de interacción con ciertos tratamientos. En caso de duda, pida consejo a su médico o farmacéutico.

Para combinar el placer y el bienestar, se puede incluir la aronia en su cocina cotidiana y variar las recetas : ensaladas de frutas, muesli, con yogur (animal o vegetal), pasteles (¡para el placer!), batidos…

También debe saber que la aronia es un arbusto ornamental fácil de cultivar. Se planta en otoño o primavera y las bayas se recogen en verano. Sólo hay que encontrar un pequeño rincón en el jardín.

 

Fuentes :
1. https://www.superfoodly.com/orac-values/
Unidad : μ mol TE/100g, es decir, micromol de Trolox por 100g de alimento. 

2. https://www.ars.usda.gov/research/publications/publication/?seqNo115=171258

Vitamina D

Con la llegada de las estaciones más frías y menos soleadas, la cuestión de la vitamina D vuelve a ser protagonista. Y con razón: esta vitamina, a menudo denominada «vitamina del sol», desempeña un papel esencial en el mantenimiento de nuestra vitalidad general. Más allá de la simple salud ósea, contribuye al equilibrio de nuestro sistema inmunitario, nuestro estado de ánimo y nuestra energía, pero también a numerosas funciones metabólicas más discretas.

Sin embargo, a pesar de su importancia, gran parte de la población presenta una carencia de vitamina D, a veces sin siquiera saberlo.

En este artículo, le invito a descubrir por qué la vitamina D es tan valiosa, las razones por las que a menudo tenemos carencias y cómo reforzarla de forma natural en el día a día.

¿Cuál es la función de la vitamina D en el organismo?

La vitamina D actúa como un auténtico director de orquesta en nuestro organismo. Interviene en numerosos procesos fisiológicos esenciales para el equilibrio general del cuerpo.

Salud ósea y mineral

La vitamina D facilita la asimilación del calcio y el fósforo en el intestino, lo que permite su correcta fijación en los huesos y los dientes. Esta función de mediador mineral es indispensable para mantener una estructura ósea sólida y prevenir la desmineralización. Un déficit, incluso moderado, puede debilitar la masa ósea y favorecer trastornos como la osteopenia o la osteoporosis.

Apoyo al sistema inmunitario

También interviene en la modulación de la respuesta inmunitaria. Al activar ciertas células de defensa, la vitamina D ayuda al organismo a reaccionar mejor frente a los agentes infecciosos y a regular los fenómenos inflamatorios. Un aporte suficiente contribuye así a una mayor resistencia, especialmente durante los periodos de menor insolación, en los que las defensas naturales suelen estar más solicitadas.

Equilibrio emocional y vitalidad

La vitamina D también contribuye a la estabilidad emocional y al control del tono general. Influye en la síntesis de ciertos neurotransmisores implicados en la regulación del estado de ánimo, como la serotonina. Por lo tanto, un nivel insuficiente puede manifestarse en forma de bajón anímico, falta de energía o trastornos del sueño, especialmente durante la temporada invernal.

Funciones metabólicas y hormonales

Por último, la vitamina D actúa sobre varios ejes metabólicos: interviene en la regulación hormonal, la función muscular, la salud cardiovascular y el metabolismo de la glucosa. Estas múltiples interacciones explican por qué un buen equilibrio de vitamina D contribuye al mantenimiento del funcionamiento armonioso del organismo en su conjunto.

¿Por qué nuestras necesidades de vitamina D a menudo no se cubren adecuadamente?

A pesar de su importancia, gran parte de la población presenta niveles de vitamina D inferiores a los recomendados. Varios factores, relacionados con nuestro estilo de vida y nuestras particularidades individuales, explican esta situación, que se ha convertido en algo muy habitual.

Vitamina D

El estilo de vida moderno

 Nuestros hábitos actuales limitan considerablemente nuestra exposición natural al sol, la principal fuente de síntesis de vitamina D. Entre el trabajo en interiores, los transportes, las actividades de ocio sedentarias y el uso prolongado de pantallas, la piel rara vez se expone durante el tiempo suficiente a la luz directa.

La influencia de las estaciones y la latitud

La producción cutánea depende en gran medida de la época del año y de la zona geográfica. En determinadas latitudes, entre octubre y marzo, los rayos del sol son demasiado oblicuos para permitir una síntesis eficaz. Cuanto más lejos se vive del ecuador, más se alarga este periodo de «pausa solar», lo que explica la frecuente disminución de los niveles de vitamina D al final del invierno.

Las particularidades individuales

Algunos perfiles presentan mayores necesidades o una síntesis más débil:

  • las personas mayores, cuya piel produce menos vitamina D;
  • las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, cuyas necesidades aumentan;
  • las personas de piel oscura, ya que la melanina actúa como un filtro natural de los rayos UV;
  • las personas que padecen trastornos digestivos (malabsorción, enfermedad celíaca, enfermedad de Crohn, etc.);
  • Las personas con sobrepeso o diabetes, ya que la vitamina D es liposoluble y puede «almacenarse» en los tejidos adiposos.
  • Las personas con insuficiencia renal, que limita la conversión de la vitamina D en su forma activa.

 

¿Cómo mantener de forma natural los niveles de vitamina D?

Vitamina D

A pesar de su importancia, gran parte de la población presenta niveles de vitamina D inferiores a los recomendados. Varios factores, relacionados con nuestro estilo de vida y nuestras particularidades individuales, explican esta situación, que se ha convertido en algo muy habitual.

Exponerse al sol de forma razonable

La principal fuente de vitamina D sigue siendo la síntesis cutánea bajo el efecto de los rayos UVB. Una exposición de entre 15 y 30 minutos al día, con los brazos y la cara descubiertos, suele ser suficiente en primavera y verano. Lo ideal es aprovechar las horas de mayor luminosidad (entre las 11:00 y las 15:00), evitando al mismo tiempo la exposición prolongada, que daña la piel.

Apostar por una alimentación adecuada

En cuanto a la alimentación, las fuentes naturales de vitamina D son relativamente escasas. Sin embargo, siguen siendo un valioso apoyo.

Se encuentra en los pescados grasos (salmón, caballa, sardinas, arenques), el hígado de bacalao, la yema de huevo, algunas setas y los productos enriquecidos. Combinar estos alimentos con fuentes de grasas buenas (aceite de oliva, nueces, aguacate) favorece una mejor asimilación.

Considerar una suplementación razonada

Cuando la exposición al sol y la alimentación ya no son suficientes, puede estar indicada una suplementación, especialmente en otoño-invierno o según los resultados de un análisis de sangre.

Se recomienda dar prioridad a la forma de vitamina D3, más biodisponible que la D2, idealmente de origen natural (vegetal o procedente de la lanolina). Para optimizar su asimilación, resulta especialmente interesante la suplementación conjunta con magnesio y vitamina K2: el magnesio favorece la conversión activa de la vitamina D, mientras que la K2 dirige el calcio hacia los huesos en lugar de hacia los tejidos blandos.

Por último, un análisis de sangre periódico permite ajustar la dosis según las necesidades individuales, ya que tampoco es deseable una suplementación excesiva.

Por lo tanto, la vitamina D desempeña un papel esencial en el equilibrio general de nuestro organismo.

Entonces, ¿por qué no empezar hoy mismo a evaluar su ingesta, ajustar su rutina y hacer de esta vitamina un verdadero aliado para la salud en el día a día?

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