Vitamina D: un pilar esencial para la salud

 

¿ Conoces la Rhodiola Rosea ? Esta planta perenne, también conocida como raíz ártica o raíz dorada, crece en las altas montañas de las regiones heladas del mundo, sobre todo en Islandia, Escandinavia y Siberia. Utilizada desde hace siglos en la medicina tradicional rusa y escandinava, la leyenda cuenta que los vikingos la consumían para aumentar su fuerza física y su resistencia. Numerosos estudios han demostrado ya los múltiples beneficios de la rhodiola : lucha contra la fatiga y el estrés, aumento del rendimiento físico, estimulación de la capacidades intelectuales, etc…
La rhodiola está disponible en forma de cápsula, polvo o infusión, con diferentes dosis en función de la afección a tratar.

¿ Se puede consumir sin peligro ? ¿ Tiene efecto indeseable ? Esto es lo que proponemos descubrir en este artículo.

Rhodiola, un aliado ideal para adaptarse a todas las situaciones

La rhodiola es una planta extraordinaria que, por su composición, tiene una acción sobre todo el organismo. Conocida por sus efectos adaptógenos, estimula las respuestas del cuerpo a sus diversas necesidades. También favorece el suministro de oxígeno a la sangre.

Sus principales virtudes son las siguientes :

  1. Función antiestrés y antidepresiva : sus efectos ansiolíticos aumentan la capacidad del organismo para hacer frente a todo tipo de estrés y ayudan a combatir la fatiga física y nerviosa.
  2. Propiedades estimulantes de las capacidades físicas y de la resistencia : disminuye la sensación de esfuerzo y aumenta el rendimiento físico, sin estar considerado como dopaje. También ayuda a reducir el mal de altura compensando la falta de oxígeno.
  3. Efectos positivos sobre el sistema nervioso y las funciones cognitivas : favorece la atención, la memoria y las capacidades intelectuales.

Por lo tanto, esta planta es el aliado ideal para hacer frente a las fases de estrés o de esfuerzo intenso. Por ejemplo, ayuda a potenciar sus habilidades y a mejorar su rendimiento durante los exámenes o las competiciones deportivas.

Vitaminas, antioxidantes, aminoácidos, la Rhodiola es un auténtico cóctel de potentes principios activos que, no obstante, debe utilizarse con precauciones.

Uso incorrecto de la Rhodiola y efectos secundarios

En teoría, la rhodiola no presenta ningún peligro real para el organismo, sus efectos secundarios son raramente significativos. Sin embargo, es tentador para las personas que lo toman, aumentar la dosis hasta obtener los resultados deseados. Estos comportamientos pueden ser arriesgados y es importante utilizar esta planta de manera segura.

Si no se respetan las dosis y los consejos de uso prescritos, pueden producirse insomnio, problemas gastrointestinales y dolores de cabeza.

La rhodiola también puede provocar una excitación aguda y, más raramente, una presión arterial alta.

Por el contrario, para las personas que ya tienen la presión arterial baja, la rhodiola puede mantener o exacerbar la presión arterial baja, debido a sus efectos fisiológicos antiestrés.

Con dosis elevadas, puede llegar a ser tóxico para el organismo, ya que sus principios activos pueden reactivar la circulación de toxinas en la sangre.

En caso de abuso, también puede producirse una lasitud extrema y mareos.

Interacciones a evitar

Hasta la fecha, ningún estudio ha demostrado los efectos nocivos de las interacciones de la rhodiola con otras plantas o sustancias medicinales. Sin embargo, es aconsejable estar atento cuando se combina con ciertos tratamientos.

Estudios con roedores han demostrado que la planta es hipoglucemiante. Por lo tanto, cabe suponer que se vuelve peligroso si se combina con un tratamiento antidiabético. Esto podría causar una caída significativa de los niveles de azúcar en la sangre y efectos indeseables como malestar. Habrá que esperar a los resultados de estudios complementarios para estar seguros de que la rhodiola podría ser un suplemento interesante en el tratamiento de diabetes.

La rhodiola tampoco se recomienda si se están tomando anticoagulantes o un tratamiento para la presión arterial baja, dado que puede provocar bajadas de tensión.

Por último, puede interactuar con ciertos estimulantes como el café, el té o el tabaco. 

Contraindicaciones y otras precauciones de uso

La rhodiola no está recomendada para las personas que padecen psicosis maníaco-depresiva o trastornos bipolares. El efecto estimulante de la planta podría provocar ataques de excitación psíquica.

Está también formalmente contraindicado para las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, así como para los niños menores de 12 años, ya que ningún estudio ha podido demostrar que la planta sea segura en estas condiciones.

Por último, no se recomienda tomar rhodiola después de las 2 de la tarde para no interrumpir el ciclo habitual del sueño, salvo que se utsa para actuar sobre un estado de estrés que afecte al sueño o que provoque comportamientos compensatorios compulsivos (comer, beber, fumar, etc.) que son más marcados en la segunda mitad de la tarde y la noche.

La rhodiola es un verdadero aliado del organismo si se utiliza de manera adecuada. También es importante elegir un producto de calidad.
En caso de duda, es mejor consultar a un médico o a un farmacéutico o naturópata conocedor de la fitoterapia, antes de emprender una cura con rhodiola.

Vitamina D

Con la llegada de las estaciones más frías y menos soleadas, la cuestión de la vitamina D vuelve a ser protagonista. Y con razón: esta vitamina, a menudo denominada «vitamina del sol», desempeña un papel esencial en el mantenimiento de nuestra vitalidad general. Más allá de la simple salud ósea, contribuye al equilibrio de nuestro sistema inmunitario, nuestro estado de ánimo y nuestra energía, pero también a numerosas funciones metabólicas más discretas.

Sin embargo, a pesar de su importancia, gran parte de la población presenta una carencia de vitamina D, a veces sin siquiera saberlo.

En este artículo, le invito a descubrir por qué la vitamina D es tan valiosa, las razones por las que a menudo tenemos carencias y cómo reforzarla de forma natural en el día a día.

¿Cuál es la función de la vitamina D en el organismo?

La vitamina D actúa como un auténtico director de orquesta en nuestro organismo. Interviene en numerosos procesos fisiológicos esenciales para el equilibrio general del cuerpo.

Salud ósea y mineral

La vitamina D facilita la asimilación del calcio y el fósforo en el intestino, lo que permite su correcta fijación en los huesos y los dientes. Esta función de mediador mineral es indispensable para mantener una estructura ósea sólida y prevenir la desmineralización. Un déficit, incluso moderado, puede debilitar la masa ósea y favorecer trastornos como la osteopenia o la osteoporosis.

Apoyo al sistema inmunitario

También interviene en la modulación de la respuesta inmunitaria. Al activar ciertas células de defensa, la vitamina D ayuda al organismo a reaccionar mejor frente a los agentes infecciosos y a regular los fenómenos inflamatorios. Un aporte suficiente contribuye así a una mayor resistencia, especialmente durante los periodos de menor insolación, en los que las defensas naturales suelen estar más solicitadas.

Equilibrio emocional y vitalidad

La vitamina D también contribuye a la estabilidad emocional y al control del tono general. Influye en la síntesis de ciertos neurotransmisores implicados en la regulación del estado de ánimo, como la serotonina. Por lo tanto, un nivel insuficiente puede manifestarse en forma de bajón anímico, falta de energía o trastornos del sueño, especialmente durante la temporada invernal.

Funciones metabólicas y hormonales

Por último, la vitamina D actúa sobre varios ejes metabólicos: interviene en la regulación hormonal, la función muscular, la salud cardiovascular y el metabolismo de la glucosa. Estas múltiples interacciones explican por qué un buen equilibrio de vitamina D contribuye al mantenimiento del funcionamiento armonioso del organismo en su conjunto.

¿Por qué nuestras necesidades de vitamina D a menudo no se cubren adecuadamente?

A pesar de su importancia, gran parte de la población presenta niveles de vitamina D inferiores a los recomendados. Varios factores, relacionados con nuestro estilo de vida y nuestras particularidades individuales, explican esta situación, que se ha convertido en algo muy habitual.

Vitamina D

El estilo de vida moderno

 Nuestros hábitos actuales limitan considerablemente nuestra exposición natural al sol, la principal fuente de síntesis de vitamina D. Entre el trabajo en interiores, los transportes, las actividades de ocio sedentarias y el uso prolongado de pantallas, la piel rara vez se expone durante el tiempo suficiente a la luz directa.

La influencia de las estaciones y la latitud

La producción cutánea depende en gran medida de la época del año y de la zona geográfica. En determinadas latitudes, entre octubre y marzo, los rayos del sol son demasiado oblicuos para permitir una síntesis eficaz. Cuanto más lejos se vive del ecuador, más se alarga este periodo de «pausa solar», lo que explica la frecuente disminución de los niveles de vitamina D al final del invierno.

Las particularidades individuales

Algunos perfiles presentan mayores necesidades o una síntesis más débil:

  • las personas mayores, cuya piel produce menos vitamina D;
  • las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, cuyas necesidades aumentan;
  • las personas de piel oscura, ya que la melanina actúa como un filtro natural de los rayos UV;
  • las personas que padecen trastornos digestivos (malabsorción, enfermedad celíaca, enfermedad de Crohn, etc.);
  • Las personas con sobrepeso o diabetes, ya que la vitamina D es liposoluble y puede «almacenarse» en los tejidos adiposos.
  • Las personas con insuficiencia renal, que limita la conversión de la vitamina D en su forma activa.

 

¿Cómo mantener de forma natural los niveles de vitamina D?

Vitamina D

A pesar de su importancia, gran parte de la población presenta niveles de vitamina D inferiores a los recomendados. Varios factores, relacionados con nuestro estilo de vida y nuestras particularidades individuales, explican esta situación, que se ha convertido en algo muy habitual.

Exponerse al sol de forma razonable

La principal fuente de vitamina D sigue siendo la síntesis cutánea bajo el efecto de los rayos UVB. Una exposición de entre 15 y 30 minutos al día, con los brazos y la cara descubiertos, suele ser suficiente en primavera y verano. Lo ideal es aprovechar las horas de mayor luminosidad (entre las 11:00 y las 15:00), evitando al mismo tiempo la exposición prolongada, que daña la piel.

Apostar por una alimentación adecuada

En cuanto a la alimentación, las fuentes naturales de vitamina D son relativamente escasas. Sin embargo, siguen siendo un valioso apoyo.

Se encuentra en los pescados grasos (salmón, caballa, sardinas, arenques), el hígado de bacalao, la yema de huevo, algunas setas y los productos enriquecidos. Combinar estos alimentos con fuentes de grasas buenas (aceite de oliva, nueces, aguacate) favorece una mejor asimilación.

Considerar una suplementación razonada

Cuando la exposición al sol y la alimentación ya no son suficientes, puede estar indicada una suplementación, especialmente en otoño-invierno o según los resultados de un análisis de sangre.

Se recomienda dar prioridad a la forma de vitamina D3, más biodisponible que la D2, idealmente de origen natural (vegetal o procedente de la lanolina). Para optimizar su asimilación, resulta especialmente interesante la suplementación conjunta con magnesio y vitamina K2: el magnesio favorece la conversión activa de la vitamina D, mientras que la K2 dirige el calcio hacia los huesos en lugar de hacia los tejidos blandos.

Por último, un análisis de sangre periódico permite ajustar la dosis según las necesidades individuales, ya que tampoco es deseable una suplementación excesiva.

Por lo tanto, la vitamina D desempeña un papel esencial en el equilibrio general de nuestro organismo.

Entonces, ¿por qué no empezar hoy mismo a evaluar su ingesta, ajustar su rutina y hacer de esta vitamina un verdadero aliado para la salud en el día a día?

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