Vitamina D: un pilar esencial para la salud

 

CHocolate

Como mucha gente, ¿no puede resistirse al placer de morder un cuadrado de chocolate?

¿Y luego te sientes culpable cada vez, diciéndote a ti mismo que no deberías haberlo hecho?

No faltan ideas preconcebidas sobre el chocolate.

«Si comes demasiado chocolate, te dará un ataque al hígado».

«Si abusas de él, te convertirás en un adicto al chocolate». 

«Es mejor comer chocolate negro que chocolate con leche o blanco».

¿Mentira o verdad? ¡Averigüémoslo juntos!

El chocolate provoca ataques de hígado.

Falso. Si comes demasiado chocolate, tendrás náuseas, pesadez o incluso vómitos, pero la causa no será el hígado. El famoso «ataque de hígado» es el resultado de una digestión difícil de las grasas. No afecta al hígado, sino a la vesícula biliar.

La asociación entre el chocolate y el «ataque de hígado» está relacionada con las fiestas. En estas ocasiones, comemos muchas comidas ricas y es habitual sentirse atiborrado. Como también comemos más chocolate durante las fiestas, la dolencia se ha atribuido erróneamente al chocolate, cuando en realidad es el exceso de grasa el que causa la afección. Como el chocolate contiene grasa, puede contribuir a la enfermedad si se abusa de él, pero no es la causa principal.

Uno puede volverse adicto al chocolate.

False. Although it is sometimes hard to resist a bar of chocolate hidden in the cupboard, chocolate is not addictive. It is not addictive and its absence does not cause physical or psychological withdrawal symptoms.

El chocolate ayuda a combatir el estrés.

Verdadero y falso. El cacao es rico en casi 500 moléculas, entre ellas la teobromina, una molécula reguladora del estado de ánimo similar a la cafeína. Es una especie de antidepresivo natural. El chocolate también contiene magnesio, que combate la fatiga y los trastornos del sueño. Así que podría pensarse que es un buen remedio contra el estrés. Sin embargo, estas moléculas no están presentes en cantidades suficientes para tener un impacto real.

Aun así, comer chocolate proporciona placer sensorial y segrega dopamina, que tiene un efecto desestresante, incluso efecto euforizante.

El chocolate provoca estreñimiento

Falso. El chocolate no provoca estreñimiento. Según su contenido en cacao, su contenido relativamente alto en fibra alimentaria tiene un efecto favorable sobre la función gastrointestinal. El cacao también tiene un efecto prebiótico en nuestro sistema digestivo. Se cree que los polifenoles contenidos en el chocolate negro, en particular, favorecen las bacterias buenas del intestino. El chocolate con leche y el chocolate blanco, así como los chocolates muy procesados, son más problemáticos para los intestinos, debido a sus múltiples ingredientes y a su contenido en azúcar.

El chocolate es afrodisíaco.

Falso. El chocolate negro contiene feniletilamina, una hormona del placer, pero en cantidades demasiado pequeñas para tener un efecto afrodisíaco y crear una sensación de placer.

El chocolate es malo para el corazón.

Falso. Al contrario, el alto contenido en flavonoides del chocolate, sobre todo del chocolate negro, lo convierte en un protector cardiovascular. Estas moléculas frenan la formación de depósitos de grasa y colesterol en las arterias y reducen el riesgo de accidentes cardiovasculares. También tienen propiedades antiinflamatorias, así como acción antioxidante e inmunoestimulante.

El chocolate negro tiene menos calorías que el chocolate con leche o blanco

Falso. Las tres variedades de chocolate son aproximadamente equivalentes en términos de aporte energético, variando entre 500 y 550 calorías por cada 100 gramos. Es la naturaleza de estas calorías y el contenido nutricional lo que marcará la diferencia.

– El chocolate blanco contiene manteca de cacao, azúcar, vainilla y leche. Con un alto contenido en grasa y azúcar, no tiene ningún valor nutritivo real.

–  El chocolate con leche se elabora con pasta de cacao, manteca de cacao, azúcar y leche. Contiene grasas saturadas de baja calidad y, a menudo, demasiado azúcar.

–  El chocolate negro se compone simplemente de pasta de cacao, manteca de cacao y azúcar. Es mucho más rico en nutrientes y nutre el organismo.

Para disfrutar de los beneficios nutricionales del chocolate, elija chocolate que contenga al menos un 70% de cacao.

Un último consejo: no se sienta culpable cuando coma un cuadrado de chocolate. Más bien disfrute del momento de placer que le proporciona. Es bueno para el humor y para el cuerpo.

Vitamina D

Con la llegada de las estaciones más frías y menos soleadas, la cuestión de la vitamina D vuelve a ser protagonista. Y con razón: esta vitamina, a menudo denominada «vitamina del sol», desempeña un papel esencial en el mantenimiento de nuestra vitalidad general. Más allá de la simple salud ósea, contribuye al equilibrio de nuestro sistema inmunitario, nuestro estado de ánimo y nuestra energía, pero también a numerosas funciones metabólicas más discretas.

Sin embargo, a pesar de su importancia, gran parte de la población presenta una carencia de vitamina D, a veces sin siquiera saberlo.

En este artículo, le invito a descubrir por qué la vitamina D es tan valiosa, las razones por las que a menudo tenemos carencias y cómo reforzarla de forma natural en el día a día.

¿Cuál es la función de la vitamina D en el organismo?

La vitamina D actúa como un auténtico director de orquesta en nuestro organismo. Interviene en numerosos procesos fisiológicos esenciales para el equilibrio general del cuerpo.

Salud ósea y mineral

La vitamina D facilita la asimilación del calcio y el fósforo en el intestino, lo que permite su correcta fijación en los huesos y los dientes. Esta función de mediador mineral es indispensable para mantener una estructura ósea sólida y prevenir la desmineralización. Un déficit, incluso moderado, puede debilitar la masa ósea y favorecer trastornos como la osteopenia o la osteoporosis.

Apoyo al sistema inmunitario

También interviene en la modulación de la respuesta inmunitaria. Al activar ciertas células de defensa, la vitamina D ayuda al organismo a reaccionar mejor frente a los agentes infecciosos y a regular los fenómenos inflamatorios. Un aporte suficiente contribuye así a una mayor resistencia, especialmente durante los periodos de menor insolación, en los que las defensas naturales suelen estar más solicitadas.

Equilibrio emocional y vitalidad

La vitamina D también contribuye a la estabilidad emocional y al control del tono general. Influye en la síntesis de ciertos neurotransmisores implicados en la regulación del estado de ánimo, como la serotonina. Por lo tanto, un nivel insuficiente puede manifestarse en forma de bajón anímico, falta de energía o trastornos del sueño, especialmente durante la temporada invernal.

Funciones metabólicas y hormonales

Por último, la vitamina D actúa sobre varios ejes metabólicos: interviene en la regulación hormonal, la función muscular, la salud cardiovascular y el metabolismo de la glucosa. Estas múltiples interacciones explican por qué un buen equilibrio de vitamina D contribuye al mantenimiento del funcionamiento armonioso del organismo en su conjunto.

¿Por qué nuestras necesidades de vitamina D a menudo no se cubren adecuadamente?

A pesar de su importancia, gran parte de la población presenta niveles de vitamina D inferiores a los recomendados. Varios factores, relacionados con nuestro estilo de vida y nuestras particularidades individuales, explican esta situación, que se ha convertido en algo muy habitual.

Vitamina D

El estilo de vida moderno

 Nuestros hábitos actuales limitan considerablemente nuestra exposición natural al sol, la principal fuente de síntesis de vitamina D. Entre el trabajo en interiores, los transportes, las actividades de ocio sedentarias y el uso prolongado de pantallas, la piel rara vez se expone durante el tiempo suficiente a la luz directa.

La influencia de las estaciones y la latitud

La producción cutánea depende en gran medida de la época del año y de la zona geográfica. En determinadas latitudes, entre octubre y marzo, los rayos del sol son demasiado oblicuos para permitir una síntesis eficaz. Cuanto más lejos se vive del ecuador, más se alarga este periodo de «pausa solar», lo que explica la frecuente disminución de los niveles de vitamina D al final del invierno.

Las particularidades individuales

Algunos perfiles presentan mayores necesidades o una síntesis más débil:

  • las personas mayores, cuya piel produce menos vitamina D;
  • las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, cuyas necesidades aumentan;
  • las personas de piel oscura, ya que la melanina actúa como un filtro natural de los rayos UV;
  • las personas que padecen trastornos digestivos (malabsorción, enfermedad celíaca, enfermedad de Crohn, etc.);
  • Las personas con sobrepeso o diabetes, ya que la vitamina D es liposoluble y puede «almacenarse» en los tejidos adiposos.
  • Las personas con insuficiencia renal, que limita la conversión de la vitamina D en su forma activa.

 

¿Cómo mantener de forma natural los niveles de vitamina D?

Vitamina D

A pesar de su importancia, gran parte de la población presenta niveles de vitamina D inferiores a los recomendados. Varios factores, relacionados con nuestro estilo de vida y nuestras particularidades individuales, explican esta situación, que se ha convertido en algo muy habitual.

Exponerse al sol de forma razonable

La principal fuente de vitamina D sigue siendo la síntesis cutánea bajo el efecto de los rayos UVB. Una exposición de entre 15 y 30 minutos al día, con los brazos y la cara descubiertos, suele ser suficiente en primavera y verano. Lo ideal es aprovechar las horas de mayor luminosidad (entre las 11:00 y las 15:00), evitando al mismo tiempo la exposición prolongada, que daña la piel.

Apostar por una alimentación adecuada

En cuanto a la alimentación, las fuentes naturales de vitamina D son relativamente escasas. Sin embargo, siguen siendo un valioso apoyo.

Se encuentra en los pescados grasos (salmón, caballa, sardinas, arenques), el hígado de bacalao, la yema de huevo, algunas setas y los productos enriquecidos. Combinar estos alimentos con fuentes de grasas buenas (aceite de oliva, nueces, aguacate) favorece una mejor asimilación.

Considerar una suplementación razonada

Cuando la exposición al sol y la alimentación ya no son suficientes, puede estar indicada una suplementación, especialmente en otoño-invierno o según los resultados de un análisis de sangre.

Se recomienda dar prioridad a la forma de vitamina D3, más biodisponible que la D2, idealmente de origen natural (vegetal o procedente de la lanolina). Para optimizar su asimilación, resulta especialmente interesante la suplementación conjunta con magnesio y vitamina K2: el magnesio favorece la conversión activa de la vitamina D, mientras que la K2 dirige el calcio hacia los huesos en lugar de hacia los tejidos blandos.

Por último, un análisis de sangre periódico permite ajustar la dosis según las necesidades individuales, ya que tampoco es deseable una suplementación excesiva.

Por lo tanto, la vitamina D desempeña un papel esencial en el equilibrio general de nuestro organismo.

Entonces, ¿por qué no empezar hoy mismo a evaluar su ingesta, ajustar su rutina y hacer de esta vitamina un verdadero aliado para la salud en el día a día?

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