Vitamina D: un pilar esencial para la salud

 

y y La intolerancia al gluten es un importante problema de salud pública. En Europa, casi una de cada 100 personas ha desarrollado la enfermedad celíaca, una importante intolerancia al gluten. Las intolerancias moderadas afectan a una de cada tres personas [1].

Para suprimir los síntomas, es imprescindible evitar el trigo y los alimentos que contienen gluten. El arroz se convierte a menudo en el rey de los alimentos para sustituir estos alimentos no deseados.

Pero, ¿es realmente seguro el arroz? ¿Comer mucho arroz para sustituir el gluten es garantía de buena salud?

Una intolerancia al gluten problemática y generalizada

En los países occidentales, el trigo es el cereal más frecuentemente implicado en las alergias e intolerancias alimentarias. Es fácil creer que el trigo es un alimento muy poco saludable. Esto se afirma a menudo con frases como: “El trigo es peligroso para la salud”, “El gluten destruye el intestino” o “El trigo moderno se ha vuelto indigesto para el ser humano”. El arroz se presenta entonces como la mejor alternativa cerealista al trigo. A veces incluso se le coloca en un pedestal como un alimento salvador.

Se dice que el arroz es uno de los cereales mejor tolerados. Cuando las personas sensibles al gluten sustituyen el trigo por el arroz, suelen experimentar una mejora en su salud. Sin embargo, el arroz está asociado a muchas molestias.

En Asia, la intolerancia al arroz es predominante [2]. Está muy extendida en Asia, con una incidencia similar a la de la intolerancia al gluten en Europa. Los síntomas también son bastante similares, siendo los trastornos intestinales, el asma, las enfermedades ORL y respiratorias, los trastornos del sistema inmunitario y los trastornos de la piel algunos de los problemas más comunes [3-13].

Con el aumento del consumo de arroz, la intolerancia al arroz es cada vez más frecuente en Occidente. El arroz no es tan inofensivo para nuestra salud como nos han hecho creer. La intolerancia al arroz es tan problemática como la intolerancia al gluten.

¿Por qué el arroz provoca estos efectos?

El arroz no deja de ser un cereal y el ser humano no está específicamente adaptado a comerlo en cantidad. Sustituir el trigo por el arroz proporciona al organismo un cierto alivio, pero sólo desplaza el problema.

Se suele culpar al trigo y al gluten porque el sistema de defensa del organismo produce anticuerpos contra los fragmentos de gluten. En Asia, el arroz causa problemas de intolerancia por la misma razón. Los problemas de intolerancia a las proteínas del trigo o del arroz se producen porque estos alimentos no se digieren correctamente. Las cantidades consumidas son demasiado grandes o las comidas que las contienen son demasiado difíciles de digerir.

La verdadera causa de la intolerancia no es un alimento o una molécula. Es mucho más profundo y proviene de la forma en que comemos.

Un problema de moda alimentaria

Todos los cereales tienen la particularidad de contener moléculas de la misma familia: la prolamina. En el caso del trigo, se trata del gluten y en el caso del arroz, de la orzenina. Dr. Jean Seignalet ha propuesto una interesante teoría sobre la selección genética de los granos, que da lugar a mutaciones genéticas. Nuestro cuerpo no reconocería las nuevas proteínas resultantes de estas mutaciones. Aunque esta teoría va en el sentido de la inadaptación humana a ciertos cereales y, sobre todo, a la forma moderna de comer, no estoy totalmente de acuerdo con ella.

El ser humano no está adaptado específicamente para comer cereales. Estos alimentos están presentes en la dieta humana desde hace algo más de 15.000 años. Su consumo regular es mucho más reciente en muchas partes del mundo. La genética humana no ha tenido tiempo de adaptarse para poder digerir eficazmente los cereales.

Reducir el riesgo de intolerancia a los cereales

¿Usted es intolerante, incluso con moderación, y desconfía del gluten? ¿Se está protegiendo de una sustancia que su cuerpo ya no tolera? Esto es algo bueno, pero el terreno para la intolerancia ya está ahí. El objetivo no es escapar y evitar todo rastro de gluten. Se trata de prevenir el desarrollo de otras intolerancias.

Unos sencillos consejos pueden reducir el riesgo de sufrir una intolerancia alimentaria:

  • Limitar los preparados industriales : Tanto los elaborados con trigo, arroz u otros cereales, los alimentos procesados son muy difíciles de digerir.
  • Facilitar la digestión de las comidas : Para poder afrontar mejor los cereales, la digestión debe ser la principal preocupación. Lo mejor es acompañar los cereales sólo con verduras. Demasiadas mezclas de alimentos perjudican la calidad de la digestión.
  • Reducir la frecuencia de consumo : Los cereales no deben consumirse en todas las comidas, ya que pueden superar nuestra capacidad digestiva y dañar el intestino.
  • Masticar : Es la primera etapa de la digestión de los cereales. El estrés y las prisas nos llevan con demasiada frecuencia a descuidar esta etapa. Sin embargo, es esencial o alivia considerablemente la carga de trabajo digestivo para los demás órganos.

Cambiemos la forma de ver la comida. La elección de los alimentos es importante, pero una buena digestión lo es aún más. Esto es lo que más a menudo evita los problemas de intolerancia.

1- Dube C., Rostom A., Sy R. et al (2005) The prevalence of coeliac disease in average-risk and high-risk Western European populations: a systematic review. Gastroenterology. 2005; 128(4 Suppl 1): S57-S67.
2- Suvarna B.S. Rice, the allergen. Nepal Journal of Science and Technology.2008; Vol. 9: 195-198.
3- Hoffman D.R. The specific of human IgE antibodies combining with cercal grain.Immunochemistry. 1975; Vol. 12: 535-538.
4- Caffarelli C., Cataldi R., Giordano S. et Cavagni G. Anaphylaxis induced by exercise and related to multiple food intake. Allergy Asthma Proc. 1997; Vol. 18: 245-248.
5- Sicherer S.H., Eigenmann P.A. et Sampson H.A. Clinical features of food protein–induced enterocolitis syndrome. The Journal of Pediatrics. 1998; Vol. 133(2): 214-219.
6- Guinnepain M.T., Eloit C., Raffard M. et al. Exercise-Induced Anaphylaxis: Useful Screening of Food Sensitization. Annals of Allergy, Asthma & Immunology. 1996; Vol. 77(6): 491-496.
7- Cavataio F., Carroccio A., Montalto G. etIacono G. Isolated rice intolerance: Clinical and immunologic characteristics in four infants. The Journal of Pediatrics. 1996; Vol. 126(4): 558-560.
8- Arai T., Uakaya T., Ito Y. et al. Bronchial asthma induiced by rice. Intern.Med. 1998; Vol. 37: 98-101.
9- Lezaun A., Igca J.M., Quirec S. et al. Asthma and contact urticaria caused by rice in a housewife. Allergy. 1994; Vol. 49: 92-95.
10- Ikezawa Z., Miyakawa K., Komatsu H. et al. A probable involvement of rice allergy in sever type of atopic in dermatitis in Japan. Acta.Derm.Venerol.Suppl.. 1992; Vol. 176:  103-107.
11- Uchio E., Miyakawa K., Ikezawa Z. et Ohno S. Systemic and local immunological features of atopic dermatitis patient with ocular complications. British Journal of Ophthalmology. 1998; Vol. 82: 82-87.
12- Hojsak I., Kljaić-Turkalj M., Mišak Z. etKolaček S. Rice protein-induced enterocolitis syndrome. Clinical Nutrition. 2006 ; Vol. 25(3) : 533-536.
13- Tsuda M. Purification and characterization of a lectin from rice bran. Journal of Biochemistry. 1979; Vol. 86(5): 1451–1461.
14- Peumans W.J. et Cammue B.P.A. Gramineaelectins: a special class of plant lectins. In Lectins – Biology, Biochemistry, Clinical Biochemistry. 1986;  Vol. 5:.31–37.

Vitamina D

Con la llegada de las estaciones más frías y menos soleadas, la cuestión de la vitamina D vuelve a ser protagonista. Y con razón: esta vitamina, a menudo denominada «vitamina del sol», desempeña un papel esencial en el mantenimiento de nuestra vitalidad general. Más allá de la simple salud ósea, contribuye al equilibrio de nuestro sistema inmunitario, nuestro estado de ánimo y nuestra energía, pero también a numerosas funciones metabólicas más discretas.

Sin embargo, a pesar de su importancia, gran parte de la población presenta una carencia de vitamina D, a veces sin siquiera saberlo.

En este artículo, le invito a descubrir por qué la vitamina D es tan valiosa, las razones por las que a menudo tenemos carencias y cómo reforzarla de forma natural en el día a día.

¿Cuál es la función de la vitamina D en el organismo?

La vitamina D actúa como un auténtico director de orquesta en nuestro organismo. Interviene en numerosos procesos fisiológicos esenciales para el equilibrio general del cuerpo.

Salud ósea y mineral

La vitamina D facilita la asimilación del calcio y el fósforo en el intestino, lo que permite su correcta fijación en los huesos y los dientes. Esta función de mediador mineral es indispensable para mantener una estructura ósea sólida y prevenir la desmineralización. Un déficit, incluso moderado, puede debilitar la masa ósea y favorecer trastornos como la osteopenia o la osteoporosis.

Apoyo al sistema inmunitario

También interviene en la modulación de la respuesta inmunitaria. Al activar ciertas células de defensa, la vitamina D ayuda al organismo a reaccionar mejor frente a los agentes infecciosos y a regular los fenómenos inflamatorios. Un aporte suficiente contribuye así a una mayor resistencia, especialmente durante los periodos de menor insolación, en los que las defensas naturales suelen estar más solicitadas.

Equilibrio emocional y vitalidad

La vitamina D también contribuye a la estabilidad emocional y al control del tono general. Influye en la síntesis de ciertos neurotransmisores implicados en la regulación del estado de ánimo, como la serotonina. Por lo tanto, un nivel insuficiente puede manifestarse en forma de bajón anímico, falta de energía o trastornos del sueño, especialmente durante la temporada invernal.

Funciones metabólicas y hormonales

Por último, la vitamina D actúa sobre varios ejes metabólicos: interviene en la regulación hormonal, la función muscular, la salud cardiovascular y el metabolismo de la glucosa. Estas múltiples interacciones explican por qué un buen equilibrio de vitamina D contribuye al mantenimiento del funcionamiento armonioso del organismo en su conjunto.

¿Por qué nuestras necesidades de vitamina D a menudo no se cubren adecuadamente?

A pesar de su importancia, gran parte de la población presenta niveles de vitamina D inferiores a los recomendados. Varios factores, relacionados con nuestro estilo de vida y nuestras particularidades individuales, explican esta situación, que se ha convertido en algo muy habitual.

Vitamina D

El estilo de vida moderno

 Nuestros hábitos actuales limitan considerablemente nuestra exposición natural al sol, la principal fuente de síntesis de vitamina D. Entre el trabajo en interiores, los transportes, las actividades de ocio sedentarias y el uso prolongado de pantallas, la piel rara vez se expone durante el tiempo suficiente a la luz directa.

La influencia de las estaciones y la latitud

La producción cutánea depende en gran medida de la época del año y de la zona geográfica. En determinadas latitudes, entre octubre y marzo, los rayos del sol son demasiado oblicuos para permitir una síntesis eficaz. Cuanto más lejos se vive del ecuador, más se alarga este periodo de «pausa solar», lo que explica la frecuente disminución de los niveles de vitamina D al final del invierno.

Las particularidades individuales

Algunos perfiles presentan mayores necesidades o una síntesis más débil:

  • las personas mayores, cuya piel produce menos vitamina D;
  • las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, cuyas necesidades aumentan;
  • las personas de piel oscura, ya que la melanina actúa como un filtro natural de los rayos UV;
  • las personas que padecen trastornos digestivos (malabsorción, enfermedad celíaca, enfermedad de Crohn, etc.);
  • Las personas con sobrepeso o diabetes, ya que la vitamina D es liposoluble y puede «almacenarse» en los tejidos adiposos.
  • Las personas con insuficiencia renal, que limita la conversión de la vitamina D en su forma activa.

 

¿Cómo mantener de forma natural los niveles de vitamina D?

Vitamina D

A pesar de su importancia, gran parte de la población presenta niveles de vitamina D inferiores a los recomendados. Varios factores, relacionados con nuestro estilo de vida y nuestras particularidades individuales, explican esta situación, que se ha convertido en algo muy habitual.

Exponerse al sol de forma razonable

La principal fuente de vitamina D sigue siendo la síntesis cutánea bajo el efecto de los rayos UVB. Una exposición de entre 15 y 30 minutos al día, con los brazos y la cara descubiertos, suele ser suficiente en primavera y verano. Lo ideal es aprovechar las horas de mayor luminosidad (entre las 11:00 y las 15:00), evitando al mismo tiempo la exposición prolongada, que daña la piel.

Apostar por una alimentación adecuada

En cuanto a la alimentación, las fuentes naturales de vitamina D son relativamente escasas. Sin embargo, siguen siendo un valioso apoyo.

Se encuentra en los pescados grasos (salmón, caballa, sardinas, arenques), el hígado de bacalao, la yema de huevo, algunas setas y los productos enriquecidos. Combinar estos alimentos con fuentes de grasas buenas (aceite de oliva, nueces, aguacate) favorece una mejor asimilación.

Considerar una suplementación razonada

Cuando la exposición al sol y la alimentación ya no son suficientes, puede estar indicada una suplementación, especialmente en otoño-invierno o según los resultados de un análisis de sangre.

Se recomienda dar prioridad a la forma de vitamina D3, más biodisponible que la D2, idealmente de origen natural (vegetal o procedente de la lanolina). Para optimizar su asimilación, resulta especialmente interesante la suplementación conjunta con magnesio y vitamina K2: el magnesio favorece la conversión activa de la vitamina D, mientras que la K2 dirige el calcio hacia los huesos en lugar de hacia los tejidos blandos.

Por último, un análisis de sangre periódico permite ajustar la dosis según las necesidades individuales, ya que tampoco es deseable una suplementación excesiva.

Por lo tanto, la vitamina D desempeña un papel esencial en el equilibrio general de nuestro organismo.

Entonces, ¿por qué no empezar hoy mismo a evaluar su ingesta, ajustar su rutina y hacer de esta vitamina un verdadero aliado para la salud en el día a día?

Flora intestinal y enfermedades crónicas

Flora intestinal y enfermedades crónicas

La flora intestinal se ha convertido en las últimas décadas en uno de los principales focos de investigación científica y médica. Se le dedican libros y numerosos artículos. Ahora se considera un órgano por sí mismo, y la flora intestinal está más que nunca en el...