Vitamina D: un pilar esencial para la salud

 

Dentro de unos días comenzarán las fiestas. Es el momento de reunirse con la familia y los amigos y disfrutar. Por lo menos, hasta que el cuerpo no puede seguir el ritmo.

Para nuestro cuerpo, no es un placer, con la sucesión de numerosas comidas, cada una más pesada que la siguiente. Con los excesos repetidos, el organismo se pone a prueba. Sobre todo porque estos excesos suelen añadirse a una dieta ya excesiva.

¿Qué estrategia debes adoptar para no sobrecargar tu cuerpo durante estas fiestas?

La caricatura de comer en exceso

Salmón, foie gras, champán y otros dulces forman parte de las comidas clásicas de Navidad y Año Nuevo. Además, a veces se repiten las comidas familiares con otros alimentos igual de difíciles de digerir. También se reduce el descanso y la actividad física. Todo se conjuga para poner al cuerpo en un estado de estrés extremo.

No es una comida festiva que haga mucho daño a nuestro organismo. Es la repetición de ellas lo que conduce a una sobredosis. Comer en exceso, por un lado, y la falta de recuperación, por otro, conducen inevitablemente a la fatiga de órganos importantes (corazón, hígado, riñones, páncreas), a un mayor riesgo de caer enfermo, al clásico aumento de peso y, a veces, a un estado de disgusto severo. Es posible esperar con ilusión las fiestas sin maltratar el cuerpo de esta manera.

¿Puedes preparar tu cuerpo para los excesos de las comidas navideñas?

El objetivo no es tanto preparar el cuerpo para los excesos. Se trata de permitirle afrontar mejor este periodo de opulencia alimentaria.

Es aconsejable no hacer comidas demasiado copiosas antes de las fiestas. No pretendemos una restricción alimentaria extrema ni una pérdida de peso. La sensación de privación conduce a la compensación alimentaria. La privación excesiva y la posterior ingesta compulsiva de comidas navideñas no es la solución.

Aquí tienes algunos consejos para aligerar tu dieta antes de las comidas navideñas:

  • Como es lógico, conviene tener una buena base de fruta y verdura fresca. Su riqueza en vitaminas y minerales es esencial para que el organismo funcione correctamente.
  • Otro consejo de sentido común, evita o limita los postres durante unos días.
  • El consumo de proteínas es excesivo durante todo el año y suele ser mayor durante las comidas festivas. Levantar el pie de los alimentos ricos en proteínas, principalmente carne, pescado, huevos y productos lácteos, no es un lujo.
  • Evite el alcohol. Si tiendes a consumirlo con regularidad, un pequeño descanso no te vendrá mal antes de las comidas festivas en estado de embriaguez.
  • Evitar o limitar el chocolate. Será omnipresente durante las fiestas. Al igual que el alcohol, no consumir chocolate en los días previos le hará mucho bien a tu hígado.

¿Es necesario tener cuidado entre las comidas festivas?

Al igual que el alivio de comer antes de las fiestas, es buena idea dar un paso atrás y aligerar el plato. Una vez más, no se trata de ponerse a dieta para perder 3 kilos. El objetivo es dejar que el cuerpo respire.

Este alivio entre comidas festivas es realmente beneficioso. Permite recuperarse más rápidamente del exceso de peso y, en consecuencia, llegar mucho menos cansado al final de las fiestas. He aquí algunos consejos que se añaden a la serie anterior:

  • Realice actividades físicas suaves, como caminar, en lugar de actividades extenuantes. Los deportes intensos durante el periodo festivo exigen un esfuerzo extremo del cuerpo. No perderás más peso sudando mucho a costa de un esfuerzo intenso. Pero puede que te estés haciendo más mal que bien.
  • Manténgase bien hidratado. Las comidas navideñas son más ricas y alcohólicas que las normales. El agua sigue siendo la mejor bebida para mantenerse hidratado. Las frutas y verduras frescas también son excelentes para aumentar la hidratación porque son ricas en agua.
  • No te fuerces a comer porque es la hora. Además de ser más sustanciosas, las comidas navideñas tienden a alargarse. Es normal no tener hambre para la siguiente comida. No debes forzarte a comer por costumbre cuando tu cuerpo no te lo pide. Esto es aún más importante si siente que tu digestión es difícil o que tu hígado está luchando por mantener el ritmo. No comer o hacer una comida muy ligera por la noche o al día siguiente de una comida festiva es esencial para evitar los perjuicios de la repetición de comidas.

Y para los más motivados, es posible plantearse una dieta de un día entero a base de fruta y verdura fresca o zumos.

İFelices fiestas a todos!

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Vitamina D

Con la llegada de las estaciones más frías y menos soleadas, la cuestión de la vitamina D vuelve a ser protagonista. Y con razón: esta vitamina, a menudo denominada «vitamina del sol», desempeña un papel esencial en el mantenimiento de nuestra vitalidad general. Más allá de la simple salud ósea, contribuye al equilibrio de nuestro sistema inmunitario, nuestro estado de ánimo y nuestra energía, pero también a numerosas funciones metabólicas más discretas.

Sin embargo, a pesar de su importancia, gran parte de la población presenta una carencia de vitamina D, a veces sin siquiera saberlo.

En este artículo, le invito a descubrir por qué la vitamina D es tan valiosa, las razones por las que a menudo tenemos carencias y cómo reforzarla de forma natural en el día a día.

¿Cuál es la función de la vitamina D en el organismo?

La vitamina D actúa como un auténtico director de orquesta en nuestro organismo. Interviene en numerosos procesos fisiológicos esenciales para el equilibrio general del cuerpo.

Salud ósea y mineral

La vitamina D facilita la asimilación del calcio y el fósforo en el intestino, lo que permite su correcta fijación en los huesos y los dientes. Esta función de mediador mineral es indispensable para mantener una estructura ósea sólida y prevenir la desmineralización. Un déficit, incluso moderado, puede debilitar la masa ósea y favorecer trastornos como la osteopenia o la osteoporosis.

Apoyo al sistema inmunitario

También interviene en la modulación de la respuesta inmunitaria. Al activar ciertas células de defensa, la vitamina D ayuda al organismo a reaccionar mejor frente a los agentes infecciosos y a regular los fenómenos inflamatorios. Un aporte suficiente contribuye así a una mayor resistencia, especialmente durante los periodos de menor insolación, en los que las defensas naturales suelen estar más solicitadas.

Equilibrio emocional y vitalidad

La vitamina D también contribuye a la estabilidad emocional y al control del tono general. Influye en la síntesis de ciertos neurotransmisores implicados en la regulación del estado de ánimo, como la serotonina. Por lo tanto, un nivel insuficiente puede manifestarse en forma de bajón anímico, falta de energía o trastornos del sueño, especialmente durante la temporada invernal.

Funciones metabólicas y hormonales

Por último, la vitamina D actúa sobre varios ejes metabólicos: interviene en la regulación hormonal, la función muscular, la salud cardiovascular y el metabolismo de la glucosa. Estas múltiples interacciones explican por qué un buen equilibrio de vitamina D contribuye al mantenimiento del funcionamiento armonioso del organismo en su conjunto.

¿Por qué nuestras necesidades de vitamina D a menudo no se cubren adecuadamente?

A pesar de su importancia, gran parte de la población presenta niveles de vitamina D inferiores a los recomendados. Varios factores, relacionados con nuestro estilo de vida y nuestras particularidades individuales, explican esta situación, que se ha convertido en algo muy habitual.

Vitamina D

El estilo de vida moderno

 Nuestros hábitos actuales limitan considerablemente nuestra exposición natural al sol, la principal fuente de síntesis de vitamina D. Entre el trabajo en interiores, los transportes, las actividades de ocio sedentarias y el uso prolongado de pantallas, la piel rara vez se expone durante el tiempo suficiente a la luz directa.

La influencia de las estaciones y la latitud

La producción cutánea depende en gran medida de la época del año y de la zona geográfica. En determinadas latitudes, entre octubre y marzo, los rayos del sol son demasiado oblicuos para permitir una síntesis eficaz. Cuanto más lejos se vive del ecuador, más se alarga este periodo de «pausa solar», lo que explica la frecuente disminución de los niveles de vitamina D al final del invierno.

Las particularidades individuales

Algunos perfiles presentan mayores necesidades o una síntesis más débil:

  • las personas mayores, cuya piel produce menos vitamina D;
  • las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, cuyas necesidades aumentan;
  • las personas de piel oscura, ya que la melanina actúa como un filtro natural de los rayos UV;
  • las personas que padecen trastornos digestivos (malabsorción, enfermedad celíaca, enfermedad de Crohn, etc.);
  • Las personas con sobrepeso o diabetes, ya que la vitamina D es liposoluble y puede «almacenarse» en los tejidos adiposos.
  • Las personas con insuficiencia renal, que limita la conversión de la vitamina D en su forma activa.

 

¿Cómo mantener de forma natural los niveles de vitamina D?

Vitamina D

A pesar de su importancia, gran parte de la población presenta niveles de vitamina D inferiores a los recomendados. Varios factores, relacionados con nuestro estilo de vida y nuestras particularidades individuales, explican esta situación, que se ha convertido en algo muy habitual.

Exponerse al sol de forma razonable

La principal fuente de vitamina D sigue siendo la síntesis cutánea bajo el efecto de los rayos UVB. Una exposición de entre 15 y 30 minutos al día, con los brazos y la cara descubiertos, suele ser suficiente en primavera y verano. Lo ideal es aprovechar las horas de mayor luminosidad (entre las 11:00 y las 15:00), evitando al mismo tiempo la exposición prolongada, que daña la piel.

Apostar por una alimentación adecuada

En cuanto a la alimentación, las fuentes naturales de vitamina D son relativamente escasas. Sin embargo, siguen siendo un valioso apoyo.

Se encuentra en los pescados grasos (salmón, caballa, sardinas, arenques), el hígado de bacalao, la yema de huevo, algunas setas y los productos enriquecidos. Combinar estos alimentos con fuentes de grasas buenas (aceite de oliva, nueces, aguacate) favorece una mejor asimilación.

Considerar una suplementación razonada

Cuando la exposición al sol y la alimentación ya no son suficientes, puede estar indicada una suplementación, especialmente en otoño-invierno o según los resultados de un análisis de sangre.

Se recomienda dar prioridad a la forma de vitamina D3, más biodisponible que la D2, idealmente de origen natural (vegetal o procedente de la lanolina). Para optimizar su asimilación, resulta especialmente interesante la suplementación conjunta con magnesio y vitamina K2: el magnesio favorece la conversión activa de la vitamina D, mientras que la K2 dirige el calcio hacia los huesos en lugar de hacia los tejidos blandos.

Por último, un análisis de sangre periódico permite ajustar la dosis según las necesidades individuales, ya que tampoco es deseable una suplementación excesiva.

Por lo tanto, la vitamina D desempeña un papel esencial en el equilibrio general de nuestro organismo.

Entonces, ¿por qué no empezar hoy mismo a evaluar su ingesta, ajustar su rutina y hacer de esta vitamina un verdadero aliado para la salud en el día a día?

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